miércoles, 15 de agosto de 2012
Cómo minimizar los riesgos más comunes al emprender
1. Temor al 'Riesgo'
Lo primero que hay que tener muy claro es que construir un negocio conlleva riesgos con los que hay que lidiar todo el tiempo. Siempre hay imprevistos o situaciones fuera de control que hay que aprender a resolver.
El riesgo es algo natural que acompaña a lo largo de toda la aventura emprendedora y lo más importante no es evitarlo sino aprender a identificarlo y controlarlo a través de una adecuada planificación.
2. Riesgo por 'Los cambios del entorno'
Hay que tener claro que la globalización y las comunicaciones hacen que nuestro entorno cambie rápidamente. Eso significa que lo que hoy funciona no necesariamente funcionará dentro de 2 años. La competencia cambia, los clientes cambian, la economía cambia. Por tanto, se debe aprender a cambiar y hacerlo con rapidez. Hay que ser un emprendedor que lee, que aprende y que se actualiza constantemente para poder mantener su negocio a flote.
3. Riesgo por 'No conocer el negocio'
Muchos emprendedores se sienten inseguros ante la idea de iniciar su empresa por el mismo hecho de que no conocen el funcionamiento del negocio a fondo. Tienen una vaga idea de lo que quieren hacer y el entusiasmo pero no tienen todas las respuestas.
Es preciso informarse, documentarse, consultar y convertirse en un experto en el negocio que se desea emprender. No se trata de ser un experto en los detalles técnicos (pues esto es posible suplirlo con personal adecuado) pero si en los detalles operativos del mismo.
4. Riesgo a 'Perder el dinero'
Quizás este sea uno de los temores comunes más grandes. No saber si se cuenta con la capacidad financiera para sacar el negocio adelante y por tanto a perder nuestro dinero. Esto puede ocurrir de igual manera sin importar el tamaño del negocio pues tanto riesgo corre quien invierte mil euros como quien invierte cien mil.
Y la única forma inteligente que existe para minimizar este riesgo es tomando lápiz y papel para elaborar un presupuesto. Siempre hay que considerar como parte de la planificación un presupuesto de inversión, un presupuesto de gastos mensuales así como una proyección de ventas.
Estos 3 presupuestos permitirán saber cuánto dinero se necesita para comenzar, cuánto para mantener el negocio y cuánto dinero retornará. Es importante hacer los presupuestos de la forma más realista posible para poder determinar con suficiente anticipación el futuro del negocio.
5. ¿Y si no hay clientes o no hay ventas?
El siguiente factor de riesgo con el que todos podemos encontrarnos es el hecho de iniciar el negocio y que no haya clientes interesados o bien que no haya suficiente volumen de ventas para generar los ingresos previstos.
Sin embargo, este riesgo también es manejable. En primer lugar hay que realizar un estudio de mercado básico antes de inaugurar el negocio. Esto permitirá medir el potencial del negocio teniendo como base los precios y la variedad de productos que se desean comercializar, así como descubrir los principales intereses que tu mercado potencial pueda tener.
6. ¿Es buena la ubicación del local?
Si nuestra actividad empresarial se va a desarrollar en internet, el problema de la ubicación no existirá. Sin embargo, si decidimos disponer de un local físico, es una decisión que se debe analizar detenidamente. Recordar que un local bonito o en una calle transitada no es garantía de que el negocio tendrá éxito. Es posible tener un local excelente, con una ubicación ideal, sin embargo las cosas no funcionan porque el producto o el servicio estaba enfocado a otro mercado, o bien porque los precios son demasiado altos para el tipo de consumidor del entorno.
Así pues, no necesariamente se necesita un local comercial para abrir un negocio y de hacerlo, se debe realizar un estudio de mercado que ayude a saber que la empresa será aceptada con agrado y será del atractivo para las personas del entorno. (Recordar lo mencionado al hablar de los estudios de mercado).
7. Riesgos derivados por 'La competencia'
A excepción de los monopolios y oligopolios, todas las empresas del mundo tienen competencia y la gran mayoría tienen que luchar contra competidores desleales. Este es otro riesgo con el que hay que vivir, pero sin morir.
En primer lugar, es conveniente desarrollar una cultura de liderazgo donde uno sea el que establezca las reglas del juego. Hay que observar a nuestra competencia y conocer lo que hace sin depender de sus movimientos para nuestras propias decisiones. Este es un error común que cometen muchos emprendedores.
Otro grave error es querer competir básicamente bajando los precios, pues hay muchas maneras más inteligentes de competir que pueden funcionar. El secreto consiste en no dejarse intimidar ni presionar. Ni mucho menos reaccionar ante la primera provocación, pues este juego lleva a muchas empresas al fracaso. Si los números están en orden y las metas están claras, es posible competir con promociones, buen servicio y rapidez, poniendo en aprietos a los competidores.
8. El riesgo de 'No administrar bien la empresa'
De todos los factores de riesgo internos que existen, este es uno de los que más problemas puede crear a una empresa. Y es el hecho de no contar con una buena administración. El desorden, la ligereza en las compras, el mal manejo de los activos y hasta las malas contrataciones de personal contribuyen a que las cosas se salgan de control.
De ahí que es sumamente importante establecer un compromiso de orden desde el inicio, determinando quién se encargará 'de cada cosa' en la empresa. Y, si uno no es el mejor administrador, entonces es necesario buscar el apoyo de alguien que se haga cargo de esta responsabilidad tan importante para que la empresa nazca, crezca y se desarrolle saludablemente desde el interior.
9. El riesgo es 'Oportunidad'
Todo buen empresario debe saber que el riesgo y sus consecuencias acompañarán desde antes de abrir las puertas del negocio y a lo largo de toda la experiencia emprendedora.
Los riesgos nunca desaparecen, sólo se reducen y se controlan con preparación, planificación y decisiones firmes tomadas en tiempo. Y aún con todo ello, siempre habrá etapas en las cosas que no saldrán conforme a lo planificado, y es ahí cuando corresponde analizar tranquilamente las estrategias y si es necesario, cambiar el rumbo.
Finalmente, el riesgo se debe ver como algo positivo, que contrariamente a ser una limitación, permite ver con mayor agudeza las enormes oportunidades que se presentan.
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