miércoles, 31 de agosto de 2011

Descubre el Somontano: Ermita de Nuestra Señora de El Viñero en El Grado

Ermita de Nuestra Señora de El Viñero en El Grado (Somontano, Huesca, Aragón, España)

La ermita de El Viñero, de gran arraigo en el municipio de El Grado-Lo Grau es uno de los puntos importantes de encuentro de los vecinos en sus fiestas. A finales del siglo XX se encargó al pintor Gerard Klaas la restauración de la pintura original del frontal y las paredes de la ermita, cuyo simbolismo es interesante conocer.

Gerard Klaas nació en la ciudad alemana de Dortmund, está afincado desde hace años en la provincia de Huesca, a caballo entre Barbastro y el Pirineo. Antes de recalar en España, estudió Arte, Filosofía y Pedagogía en su país natal y fue comisario de exposiciones de la sala de arte de Osnabrük y profesor de técnicas de óleo en la universidad de la misma ciudad alemana.

Los símbolos que adornan el interior de la ermita, como la luna, el sol, la palmera, el ciprés, el rosal, el espejo, la torre, etc..., hacen referencia a determinados pasajes de la Biblia.

Junto a la ermita se encuentra 'El casón' un espacio multiuso a disposición de asociaciones y particulares para la realización de encuentros y actividades, y el parque en el que se han señalizado las principales especies arbóreas y se localizan también varios ejemplares de la ruta de Árboles Singulares, que se pueden visitar practicando turismo libre.

Cada 9 de Septiembre, dentro de los actos de las fiestas mayores de El Grado y en las proximidades de la ermita, se celebra La Morisma, una ancestral tradición que ha sido recuperada en 1997, con un espectáculo genuinamente medieval que consiste en una lucha entre moros y cristianos, protagonizados por los vecinos del pueblo, aunque el mayor peso escénico e interpretativo lo asumen Los Titiriteros de Binéfar. Esta representación teatral narra la toma del alcázar musulmán por las tropas cristianas, que ya citaba Pascual Madoz en su diccionario de la provincia del siglo XIX, sin embargo, se había perdió esta tradición en las primeras décadas del pasado siglo XX.

En su nueva adaptación, acorde con los nuevos tiempos, en lugar de fomentar el enfrentamiento entre los dos bandos, ahora esta representación promueve valores solidarios, de cooperación y de festividad en torno a la figura de la virgen y de la vendimia y es una alegoría del trabajó en común y a la fiesta.

En la representación, seguida por numeroso público tanto de la localidad como de la Comarca del Somontano, se cuentan los chascarrillos del lugar, se recrea la batalla y la aparición de la virgen del Viñero que pide la paz, la unión y el trabajo de los viñedos para obtener vino a repartir entre todos. La Morisma culmina con un baile entre las tropas cristianas, musulmanas y los asistentes en torno a la imagen de la virgen y al mosto obtenido de pisar las uvas, así como al reparto de torta y vino bendecido.

El Grado durante la invasión musulmana fue una localidad islamizada, y la tradición señala que se apareció la Virgen en unas vides en medio del lance entre cristianos y musulmanes. La celebración del suceso se plasmó en la correspondiente ermita y su imagen, aquí bajo la advocación de la Virgen del Viñero.

Para llegar a esta ermita es preciso tomar el cruce de la carretera A-138 con la A-2210, en dirección a Naval. Y a unos 600 metros se toma a la izquierda el desvío señalizado.


Ver Virgen de Ntra. Señora de El Viñero en un mapa más grande

Artículo publicado y adaptado en audioguía en 'Descubre el Somontano de Barbastro -->'

lunes, 29 de agosto de 2011

Descubre el Somontano: Iglesia de Santa María Magdalena en Hoz de Barbastro

Iglesia de Santa María Magdalena en Hoz de Barbastro (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Accediendo por la carretera A-2208 desde Barbastro a Naval llegamos al pueblo de Hoz de Barbastro, situado a 704 metros de altitud sobre el nivel del mar, perteneciente al municipio de Hoz y Costeán en la Comarca del Somontano. También lo podemos hacer por la A-2209, desde El Grado y Coscojuela de Fantova. El rey Sancho Ramirez conquistó esta localidad a los musulmanes en el año 1094, el mismo año que conquistó Naval, Salinas de Hoz, y Artasona.

El origen del topónimo de Hoz puede provenir de dos significados, por una parte del latín vulgar fox, focis (en latín clásico faux, faucis), que significa 'garganta, desfiladero'; y por otra parte, el significado también puede venir del latín falx, falcis, que significa 'herramienta curva y de filo cortante que sirve para segar', pero por alusión a la geografía debería hacer referencia a una curva de un río. En este caso estamos seguros que los primeros pobladores de estas tierras vieron un desfiladero entre las dos laderas que comenzaron a habitar.

Situado cerca del Barranco de la Salina sobre un pequeño montículo, donde las casas de Hoz de Barbastro se sitúan en sendas laderas, enfrente una de otra, y con una pronunciada diferencia de altura entre un extremo y el otro. De hecho los barrios se llaman Alto y Bajo, avisando ya de una destacada diferencia de cota. El conjunto poblacional representa un excelente ejemplo de arquitectura popular adaptándose al terreno irregular sobre el que se asienta. Las casas buscan los beneficios del sol y abren amplias galerías y ventanas en su parte meridional. El uso de la mampostería para construir las casas crea un paisaje urbano de tonalidades rosas. Los colores se alternan en las fachadas y se distinguen los edificios más antiguos, realizados con los materiales del entorno, de los más modernos que utilizan elementos similares a los de cualquier otra latitud.

De la bondad de esta situación hablaba, a mediados del siglo XIX, Pascual Madoz quien, en su 'Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico' escribía que esta localidad se sitúa 'en la más ventilada y alegre posición de todos los pueblos de la provincia por hallarse en figura de anfiteatro'. Por otro lado, José Cardús Llanas publicó un artículo sobre esta localidad en su sección 'Turismo altoaragonés' en el diario Heraldo de Aragón, donde la definía como 'gran atalaya, cargada de historia y plena de pintoresquismo'.

Dejamos el coche junto a la carretera de acceso. Al lado, en un plano más bajo, está el conjunto de la fuente, el abrevadero y el lavadero. La fuente responde a los esquemas tradicionales de este tipo de obra en el Somontano, utilizados desde el siglo XVI hasta tiempos recientes. El maestro cantero Bernat Reygot, en 1562, recibió del Concejo de Hoz el encargo de construir la mencionada fuente, su abrevadero y el lavadero.

La iglesia parroquial, dedicada a Santa María Magdalena, fue construida entre los siglos XVI y XVII sobre los restos de un castillo o fortaleza medieval, de la que se aprovechó un paño de pared que se integró en el muro de cabecera. Desafortunadamente no se conservan ningún otro resto de esta fortificación. Cardús Llanas hablaba de este 'renombrado castillo y su abigarrado caserío amurallado en otros tiempos'. El dato lo confirma Manuel Iglesias Costa en su libro 'Arquitectura Sacra' (2003), donde escribe: 'hubo pues en Hoz sede de una baronía con castillo y antigua tenencia a la que pertenecían otros lugares de sus alrededores'. Adolfo Castán, en 'Torres y castillos del Alto Aragón' (2004), habla de 'recintos excavados de poca entidad en el crestón contiguo a la iglesia parroquial y de restos de fortificación en el peñón de los Moros, con necrópolis medieval de lajas'.

En su arquitectura confluyen diversas tendencias estilísticas: elementos constructivos góticos en las bóvedas de crucería, renacentistas en la cúpula con casetones sobre el crucero, y mudéjares en la decoración de yeserías de los arcos. Destaca su portada decorada con motivos renacentistas. Los restos de unos arcos góticos en el interior de la torre llevaron al historiador Iglesias Costa a apuntar que allí pudo haber antes un castillo, relacionado con la mencionada baronía, que tendría anexo una iglesia. La confluencia de elementos constructivos góticos, renacentistas y mudéjares, hace de este templo un auténtico resumen visual de las tendencias estilísticas, en plena renovación en la década de 1620. Hubo también trabajos de ampliación en el siglo XVIII.

Cuenta con un mirador conocido como del Somontano desde donde se pueden apreciar bellas panorámicas de la comarca, donde se despliegan ante nuestra mirada multicolores retajos de tierra tapizados por el cereal, el viñedo, el olivo y el almendro, que ofrecen una panorámica distinta con cada cambio de tiempo y de luz, con cada estación. Ciertamente, el espolón rocoso en el que se asienta el barrio alto, y que recibe el nombre de La Corona, parece hecho para ser fortificado. Desde su cima, a la altura de la torre de la parroquial, se divisa un inmenso espacio que va desde el Somontano barbastrense más meridional hasta los espacios pirenaico por el norte en un amplio abanico de latitudes, relieves y colores. Aquí se puede dedicar un buen rato a observar y llenar la retina con imágenes de paisajes en ese espacio tan interesante que ni es llano ni es montaña, es lo que aquí denominamos Somontano.

Antiguamente se decía que aquí se reunían las brujas sobre la peña, desde donde montaban en una escoba y entraban por las chimeneas de las casas. Como consecuencia de esta creencia, los habitantes de Hoz de Barbastro colocan en sus chimeneas los 'espantabrujas', tan comunes en la arquitectura popular del Alto Aragón, y hacen el signo de la cruz sobre la ceniza del hogar. También se protegen otros lugares de la casa, como la puerta, donde es muy común ver ramas de boj en forma de cruz, patas de jabalí, o de gallo y águila. En ventanas y balcones se colocan ramos de olivo bendecidos del Domingo de Ramos.


Artículo publicado y adaptado en audioguía en 'Descubre el Somontano de Barbastro -->'

sábado, 27 de agosto de 2011

Los pecados capitales del emprendedor

Los pecados capitales del emprendedor

Lujuria


Dedicar meses a generar atractivos planes de negocio (los famosos business plan), imaginando quiénes serán sus clientes, cómo comprarán, que tamaño tiene el mercado... en lugar de salir a la calle, hablar con ellos, y preguntarles. Ojo, no digo que no sea importante tener un buen plan de negocio, pero no es la base. La base es encontrar el modelo de negocio, conseguir clientes y facturar.

Obsesionarse buscando la idea perfecta, el planteamiento que a nadie se le ha ocurrido... lo siento, pero esto es 10% inspiración y 90% transpiración. No existe la idea perfecta... y aunque exista, la clave es la ejecución y no la ideación. Debes obsesionarte con probar, prototipar, ejecutar y volver a probar... y no con planificar.

Empezar sin tener unos objetivos ambiciosos, claros y cuantificados. Aunque luego cambiarán, y no es necesario que sean dar 'un pelotazo', si que vale la pena tomarse un tiempo en hacer ésta reflexión... todo lo demás es autoengaño.

Pereza


Aunque no es patrimonio exclusivo de los emprendedores, es muy habitual dedicar esfuerzo y tiempo sólo a la parte que más nos gusta (programar, diseñar, o como últimamente es muy habitual, los medios sociales). No generes buzz (zumbido) si no tienes nada detrás...

De la mano de lo anterior, la procrastinación o postergación: tu mente no para de sugerirte otras cosas que podrías hacer primero, que seguro puedes acabar a tiempo, etc... y que en la práctica son o más agradables (suelen ser las que te gustan/se te dan bien) o tienes claro cómo hacerlas, y el grado de certeza es alto.

Tomárselo 'con calma'. En una empresa recién creada, tienen que pasa cosas 'relevantes' TODAS las semanas... si no es así, es que vas muy lento.

No querer vender el producto hasta que esté perfecto. Si no lo vendes, no sabes cuales son sus defectos (no sólo en el propio producto, sino en el mensaje, la forma, el interlocutor, el soporte...)

No haber 'hecho los deberes' antes de emprender. La complacencia y la fé ciega en la idea llevan habitualmente al fracaso. Un ejemplo claro es el CEO que delega sus primeras ventas en otros (fuerza comercial, etc...). Creo que es absolutamente imprescindible que el CEO venda, mire a los ojos a sus clientes (o a sus trazas de Google Analytics) hable con ellos, escuche sus dudas y quejas y entienda sus problemas... de primera mano.


Gula


Enamorarse de la idea, y pretender ejecutarla tal cual, sin escuchar al mercado. El 99% de las veces, de la idea original a la que se ejecuta no hay apenas similitudes, por lo que hay que saber pivotar desde el producto al modelo de negocio.

Quejarse de que no hay suficientes ayudas del Estado para montar su negocio, que así no es posible emprender... seguro que sería genial que se subvencionasen más cosas, pero creo que uno de los cánceres que nos han llevado a ésta situación son las subvenciones (por si mismas no son malas, pero aplicadas indiscriminadamente rompen dinámicas competitivas y hacen sostenible lo insostenible).

Creer que será fácil conseguir financiación, que el dinero durará y que los gastos serán los esperados. Ahora mismo es muy difícil conseguir crédito, sea de un banco o de un inversor privado... y no lo dudes, se te acabará antes de lo esperado. Yo siempre recomiendo que dupliques los gastos y dividas los ingresos para tener una expectativa real.

Si consigue convencer a un inversor, o a alguna de las 3 efes (Friends, fools y familiy), derrochar el dinero en comprar mobiliario nuevo (para tener unas oficinas como Google, dicen), en poner anuncios en prensa o en vallas publicitarias... justamente tras la primera ronda es cuando se debe vivir en modalidad 'emprendedor indigente' (exagero, claro), ya que cada euro debe estirarse para que dure lo máximo posible.

Ira


Desanimarse, enfadarse y echarse atrás ante un fallo, problema o error. Emprender es una escalera de pequeños fracasos de los que aprender, y sin duda sufrirás muchísimos de ellos... así que prepárate mentalmente. La resiliencia (capacidad continuada de sobreponerse a las adversidades y ser perseverante) debe ser una de las principales cualidades de un emprendedor.

Frustrarse fácilmente por la falta de certeza que supone su actividad, punto especialmente relevante para los emprendedores que vienen de trabajar por cuenta ajena, típicamente un entorno mucho más ordenado. En una startup, lo único constante es que no sabes nada. Por ello, y de forma similar al punto anterior, un emprendedor debe ser capaz de aceptar que la incertidumbre es parte integrante de su actividad, y aprende a tratar el caos como un compañero más de trabajo.

Sin duda, la falta de foco y la indecisión son el problema más habitual del emprendedor. Dada la tremenda cantidad de tareas diferentes que requiere montar una empresa, es muy fácil perderse entre las no importantes. Por eso es imprescindible preguntarse ante cada tarea: ¿es crítica para llevar el proyecto a la calle?.

Envidia


Intentar copiar lo que funcionó a otros ('benchmarking'). Es importante conocer a la competencia, tanto directa como indirecta, pero sólo para entender sus negocios, puntos fuertes y puntos débiles. Si intentas competir con sus reglas y ser mejor que ellos estás muerto. No trates de ser mejor, esfuérzate en ser diferente.

Fijar el modelo de negocio en la fase de planificación (donde realmente no se tiene demasiada idea sobre si éste es el más adecuado para su proyecto) y ejecutarlo tercamente sin esperar a recibir feedback... es mucho mejor dedicar la primera fase del proyecto a explorar en el mercado y con clientes reales cuál es el mejor modelo de negocio, consistente y sostenible, que saca más provecho de la proposición de valor de la empresa.

Avaricia


No compartir información sobre el proyecto con otros emprendedores, clientes, proveedores, amigos, parientes... con todo el que quiera escucharte. De todos se aprende, lo importante es tener la mente abierta para escuchar nuevos planteamientos, ideas, críticas, etc... (hay una fina línea entre estar seguro de tu proyecto, digerir las críticas y ser un suicida...).

Ante un proyecto que da signos de no funcionar tras bastante tiempo, convencerse que la culpa es del mercado que todavía no lo ha sabido entender. En algunos casos excepcionales es así, y aún en éste caso, si no hay mercado, no hay dinero. Tan importante como hacer el plan de negocio al principio es el decidir bajo que conjunto de condiciones habrá que matar el proyecto... y no engañarse con la falta de rentabilidad. Lo que es normal y admisible en un momento, es síntoma de que el proyecto debe desaparecer en otro.

Intentan atesorar clientes. El cliente debe querer estar con nosotros porque le encanta nuestro producto, porque se siente el rey... no porque es un infierno cambiar de proveedor (las famosas barreras de entrada y barreras de salida).

Considerar que, si les gusta a ellos, le tiene que gustar al cliente. Hay que hacer un auténtico ejercicio de empatía y sentir lo que necesita el cliente, y que toda nuestra experiencia de uso le dé respuesta.

Soberbia


Falta de humildad... y no perderse ni un solo evento, con el agravante de querer dar sesudos consejos a otros emprendedores 'noveles'... Creo que no sólo es un error, sino es irresponsable. Eso se puede hacer una vez tienes varios casos de éxito a tu espaldas, y te puedas permitir dar consejos basados en tu experiencia, si no es una peligrosa arrogancia (no me malinterpretéis, creo que los eventos son buenos, necesarios y cumplen una función importante... pero no es la de llenar el tiempo del emprendedor). El tiempo del emprendedor se debe llenar de hablar con clientes y con proveedores, pelear las facturas no cobradas, negociar con los bancos, mejorar su producto... no asistiendo a eventos.

Obsesionarse con la perfección. Excepto en la 'salsa secreta' de tu proyecto, es perfectamente aceptable coger la fruta más baja. Y aún así en la proposición de valor clave, es mejor sacarlo pronto e ir aprendiendo que sacarlo tarde... y estar muerto.

Si al sacar tu producto al mercado no estás absolutamente avergonzado, es que lo has sacado demasiado tarde.

Considerar que no hace falta ayuda, que se puede ir sólo. Todo emprendedor debe tener cierto conocimiento (sobre todo al principio) de muchas áreas muy separadas (marketing, finanzas, tecnología, etc...), pero es virtualmente imposible que alguien tenga todas esas capacidades al nivel de profundidad que se requerirá más adelante. Busca compañeros que te complementen y con los que tengas empatía, un equipo que rema en la misma dirección es la clave de una buena ejecución (lo que es muy diferente del buscar socios para evitar el miedo de la soledad, una muy mala idea).