martes, 31 de mayo de 2011
Qué hacer si os perdéis en el bosque, sobre todo siendo un niño de 7 a 12 años
El principal consejo de supervivencia que se puede ofrecer a alguien que se pierde en el bosque es: Quédate donde estás o encuentra un lugar abierto que esté próximo.
Aún con todo, en el caso de que decidáis andar, se recomienda seguir el recorrido de los ríos, pues generalmente atraviesan lugares poblados.
Se sabe que la mayoría de los adultos sanos pueden sobrevivir hasta 3 semanas sin comida a menos que haga frío. Pero no ocurre lo mismo con el agua, que es necesaria al menos antes de que transcurran tres días. La mejor fuente de agua es un manantial, pero en caso de no encontrarlo entonces no nos queda otra que beber de un riachuelo, aunque ello pueda provocar enfermedades. Emplear las mangas de una chaqueta atándolas a los tobillos también es útil para hidratarse: al andar por la mañana sobre la hierba, la tela absorberá la humedad, y luego podréis chupar la tela.
A continuación, se indican 7 consejos para encontrar el norte:
1. Buscar musgo. Por lo general crece orientado al norte, porque suele ser el más sombrío y húmedo, o, al menos, crece más abundantemente allí, en la base de los árboles o las piedras. Las ramas de los árboles se desarrollan más en la parte sur.
2. Buscar telas de araña. Tienden a aparecer en el lado sur de los árboles.
3. Situar un palo en el suelo verticalmente. Marcar su sombra. Esperar un poco, y marcar el lugar donde está luego la sombra. La línea que va entre esos dos puntos va aproximadamente de este a oeste. A continuación, puedes ver, por la dirección del movimiento del sol, dónde está el norte.
4. Contemplar el sol, que se eleva, más o menos, en el este y se pone, más o menos, en el oeste. Sin embargo, la posición exacta del sol varía según la estación y la latitud, así que es un truco bastante inexacto.
5. En el hemisferio norte, si es de noche y el cielo está claro, por lo general puedes localizar la estrella Polar. La estrella está apuntando hacia el norte. Se encuentra entre dos constelaciones muy brillantes, que son Casiopea (con forma de W) y la Osa Mayor (con forma de carro, o cazuela).
6. Ten en cuenta la dirección en la que se mueven las nubes, que generalmente es de oeste a este. Esto sólo puede proporcionar una idea aproximada a lo sumo, y no funciona en todas partes.
7. Fabricar una brújula. Convertimos un alfiler en un imán frotando la aguja con el imán siempre en la misma dirección y sentido para obtener una buena imantación. Pinchamos la aguja en un trocito de porexpan para que flote y la colocamos en un recipiente con agua. También podemos colocar la aguja sobre papel higiénico aprovechando la tensión superficial del agua para que la aguja flote una vez que el papel higiénico se haya hundido. La aguja apunta al polo norte.
Son consejos a tener muy en cuenta, precisamente porque perderse en el bosque es más fácil de lo que parece.
Los rastreadores expertos indican que una persona normal deja tras de sí 2.000 pistas por cada kilómetro que avanza. Pistas como una rama rota, unas huellas de zapato, una brizna de hierba retorcida. Un equipo de rastreadores, separados tres metros entre sí, generalmente puede detectar el 95 por ciento de las pistas útiles.
Por eso no hay que moverse demasiado (siempre que alguien sepa que estás de viaje en ese lugar). Porque el mayor problema que aparece cuando una persona se pierde en un bosque frondoso es el miedo. El miedo activa los grandes músculos de las piernas. Las personas que se pierden, entran en un estado de alerta tal que no pueden evitar avanzar o incluso correr de una forma tan enfermiza que se olvidan de buscar comida y agua en sus propias mochilas.
Los niños pequeños de entre 1 y 6 años normalmente se desplazan entre 1 y 2,5 kilómetros. Tal y como aclara el experto en supervivencia Ben Sherwood en su libro 'El club de los supervivientes':
'Los más pequeños, de entre 1 y 3 años, no tienen conciencia de haberse perdido. Si se separan de sus padres, no tienen la capacidad suficiente para encontrar el camino y comienzan a deambular sin un objetivo, aunque normalmente no llegan demasiado lejos. Por lo general, se les encuentra durmiendo. Naturalmente, los niños de entre 3 y 6 años son más móviles y entienden el concepto de perderse. Suelen cuidar mejor de sí mismos que los niños de mayor edad o, incluso, que los adultos. Se ponen a cubierto cuando hace mal tiempo y duermen en cuevas o madrigueras. Normalmente son 'resistentes extraños'.'
Por esa razón, uno de los grupos más peligrosos son los niños de entre 7 y 12 años. Porque suelen echarse a correr cuando se pierden y, además, acostumbran a no responder a los buscadores hasta que tienen hambre y frío por miedo a una reprimenda.
Además, cuando perdemos puntos de referencia, solemos caminar en círculos. La razón de ello no es, como suele pensarse, que tengamos una pierna ligeramente más larga que la otra, sino que se ignora. Se barajan diversas hipótesis, que incluso se asocian al modo de procesar la información en dos hemisferios cerebrales. Pero no se dispone de una explicación concluyente de por qué, a pesar de que estemos convencidos de ello, somos incapaces de andar en línea recta cuando no disponemos de puntos de referencia visuales.
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