El ahorro siempre es importante, incluso en tiempos de crisis y de dificultades financieras. El ahorro presente constituye una reserva para el futuro.
Cuando se habla de la necesidad de ahorrar, es fácil buscar excusas de por qué no es posible y, especialmente en tiempos difíciles, parece que se encuentran más rápidamente. No obstante, el ahorro neto, que es sumar ahorros y disminuir deudas, sigue siendo importante y hay que seguir animándolo.
Existen en la calle una serie de mitos sobre el ahorro, que se podrían llamar excusas para no ahorrar, que de un modo resumido se podrían concretar en las siguientes afirmaciones:
- 'Sólo puedo ahorrar un poco en estos momentos y no merece la pena'.
- 'Empezaré a ahorrar cuando tenga mejor sueldo'.
- 'Si tuviera mejor sueldo sería más fácil ahorrar'.
- 'Quiero ser buen padre/madre y quiero dar todo a mis hijos ahora'.
- 'Siempre puedo conseguir un préstamo si las cosas van mal'.
- 'Ahorrar requiere la privación'.
- 'Ahorros implican eliminar lo divertido en la vida'.
La necesidad de ahorrar no sólo está relacionado con el problema de la jubilación y de la dudosa capacidad de los gobiernos, o de los estados, de hacer frente a las amplias promesas que nos han dado y que siguen dándonos a los trabajadores que, cuando lleguemos a la edad del retiro, tendremos una pensión digna pagada por el gobierno, o sea, por los trabajadores del futuro.
Se están lanzando 'globos sonda' para preparar el debate de la reforma del sistema de pensiones en muchos países. Se están buscando fórmulas para computar las bases de cotización de tal modo que resulte una reducción de las cuantías en las pensiones a abonar. Se habla de prolongar la vida laboral de los trabajadores y retrasar la edad de jubilación. No se ha hecho mucho de momento, pero la tendencia es imparable. Por ello, no debemos esperar a que los gobiernos nos resuelvan este problema también, debemos tomar las riendas de nuestras finanzas personales y trabajar para incrementar nuestro ahorro neto.
Sin embargo existen otras posibilidades a tener en cuenta que nos hagan valorar la posibilidad de ahorrar, por ejemplo: la educación de nuestros hijos, tener la seguridad de poder afrontar emergencias médicas, e incluso para invertir en nosotros mismos a través de la educación o de prácticas laborales, o para iniciar algún tipo de negocio.
Siempre parece curioso ver a la gente estar muy dispuestos a firmar para tomar un préstamo destinado a la comprar de un coche, una lavadora, incluso (porqué no) unas vacaciones. Decisiones que traen consigo los costes de los intereses del préstamo.
Cuando pensemos en necesitar ese nuevo coche (o un automóvil de segunda mano), esa lavadora o cuando programamos esas vacaciones tan deseadas, mucho mejor sería pensar en ahorrar para ello y, así, llegado el momento de pagar, no sólo tendríamos el dinero ahorrado, sino que además habríamos ingresado intereses durante el tiempo del ahorro. De ese modo no se tendría que tomar un préstamo y no se pagaría ni gastos ni intereses sobre dicho préstamo.
En resumen, resulta mucho más rentable con una política de ahorros personales para las compras que seguir el camino de endeudarse a través de los préstamos.
Artículo publicado en 'Economía más Social' -->
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