martes, 31 de mayo de 2011

Qué hacer si os perdéis en el bosque, sobre todo siendo un niño de 7 a 12 años

Qué hacer si os perdéis en el bosque, sobre todo siendo un niño de 7 a 12 años

El principal consejo de supervivencia que se puede ofrecer a alguien que se pierde en el bosque es: Quédate donde estás o encuentra un lugar abierto que esté próximo.

Aún con todo, en el caso de que decidáis andar, se recomienda seguir el recorrido de los ríos, pues generalmente atraviesan lugares poblados.

Se sabe que la mayoría de los adultos sanos pueden sobrevivir hasta 3 semanas sin comida a menos que haga frío. Pero no ocurre lo mismo con el agua, que es necesaria al menos antes de que transcurran tres días. La mejor fuente de agua es un manantial, pero en caso de no encontrarlo entonces no nos queda otra que beber de un riachuelo, aunque ello pueda provocar enfermedades. Emplear las mangas de una chaqueta atándolas a los tobillos también es útil para hidratarse: al andar por la mañana sobre la hierba, la tela absorberá la humedad, y luego podréis chupar la tela.

A continuación, se indican 7 consejos para encontrar el norte:

1. Buscar musgo. Por lo general crece orientado al norte, porque suele ser el más sombrío y húmedo, o, al menos, crece más abundantemente allí, en la base de los árboles o las piedras. Las ramas de los árboles se desarrollan más en la parte sur.

2. Buscar telas de araña. Tienden a aparecer en el lado sur de los árboles.

3. Situar un palo en el suelo verticalmente. Marcar su sombra. Esperar un poco, y marcar el lugar donde está luego la sombra. La línea que va entre esos dos puntos va aproximadamente de este a oeste. A continuación, puedes ver, por la dirección del movimiento del sol, dónde está el norte.

4. Contemplar el sol, que se eleva, más o menos, en el este y se pone, más o menos, en el oeste. Sin embargo, la posición exacta del sol varía según la estación y la latitud, así que es un truco bastante inexacto.

5. En el hemisferio norte, si es de noche y el cielo está claro, por lo general puedes localizar la estrella Polar. La estrella está apuntando hacia el norte. Se encuentra entre dos constelaciones muy brillantes, que son Casiopea (con forma de W) y la Osa Mayor (con forma de carro, o cazuela).

6. Ten en cuenta la dirección en la que se mueven las nubes, que generalmente es de oeste a este. Esto sólo puede proporcionar una idea aproximada a lo sumo, y no funciona en todas partes.

7. Fabricar una brújula. Convertimos un alfiler en un imán frotando la aguja con el imán siempre en la misma dirección y sentido para obtener una buena imantación. Pinchamos la aguja en un trocito de porexpan para que flote y la colocamos en un recipiente con agua. También podemos colocar la aguja sobre papel higiénico aprovechando la tensión superficial del agua para que la aguja flote una vez que el papel higiénico se haya hundido. La aguja apunta al polo norte.

Son consejos a tener muy en cuenta, precisamente porque perderse en el bosque es más fácil de lo que parece.

Los rastreadores expertos indican que una persona normal deja tras de sí 2.000 pistas por cada kilómetro que avanza. Pistas como una rama rota, unas huellas de zapato, una brizna de hierba retorcida. Un equipo de rastreadores, separados tres metros entre sí, generalmente puede detectar el 95 por ciento de las pistas útiles.

Por eso no hay que moverse demasiado (siempre que alguien sepa que estás de viaje en ese lugar). Porque el mayor problema que aparece cuando una persona se pierde en un bosque frondoso es el miedo. El miedo activa los grandes músculos de las piernas. Las personas que se pierden, entran en un estado de alerta tal que no pueden evitar avanzar o incluso correr de una forma tan enfermiza que se olvidan de buscar comida y agua en sus propias mochilas.

Los niños pequeños de entre 1 y 6 años normalmente se desplazan entre 1 y 2,5 kilómetros. Tal y como aclara el experto en supervivencia Ben Sherwood en su libro 'El club de los supervivientes':

'Los más pequeños, de entre 1 y 3 años, no tienen conciencia de haberse perdido. Si se separan de sus padres, no tienen la capacidad suficiente para encontrar el camino y comienzan a deambular sin un objetivo, aunque normalmente no llegan demasiado lejos. Por lo general, se les encuentra durmiendo. Naturalmente, los niños de entre 3 y 6 años son más móviles y entienden el concepto de perderse. Suelen cuidar mejor de sí mismos que los niños de mayor edad o, incluso, que los adultos. Se ponen a cubierto cuando hace mal tiempo y duermen en cuevas o madrigueras. Normalmente son 'resistentes extraños'.'

Por esa razón, uno de los grupos más peligrosos son los niños de entre 7 y 12 años. Porque suelen echarse a correr cuando se pierden y, además, acostumbran a no responder a los buscadores hasta que tienen hambre y frío por miedo a una reprimenda.

Además, cuando perdemos puntos de referencia, solemos caminar en círculos. La razón de ello no es, como suele pensarse, que tengamos una pierna ligeramente más larga que la otra, sino que se ignora. Se barajan diversas hipótesis, que incluso se asocian al modo de procesar la información en dos hemisferios cerebrales. Pero no se dispone de una explicación concluyente de por qué, a pesar de que estemos convencidos de ello, somos incapaces de andar en línea recta cuando no disponemos de puntos de referencia visuales.

viernes, 20 de mayo de 2011

Descubre el Somontano: Ermita de San Gregorio en Alquézar

Ermita de San Gregorio en Alquézar (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Siguiendo las indicaciones situadas en el camino que parte hacia San Pelegrín, junto a las piscinas municipales de Alquézar, es posible llegar andando a la ermita de San Gregorio, ubicada a 765 metros sobre el nivel del mar, y desde la que se divisa una excelente panorámica de los tejados de la villa de Alquézar y del cañón del río Vero, excelente para la toma de unas buenas fotografías y para la práctica del turismo libre. También es accesible con vehículo, y pensando en las personas con problemas de movilidad, a través del Camino a Sevil que parte de la calle de arriba, o de Radiquero, que da acceso a la zona de aparcamiento en la parte alta de Alquézar.

La construcción de esta ermita puede fecharse en el siglo XVIII. Sin embargo, durante la Guerra Civil fue destruida y posteriormente restaurada gracias al trabajo y la colaboración de las gentes del pueblo con el párroco a la cabeza. Aquel que no podía aportar su trabajo para la reconstrucción, aportaba dinero. La campana también fue una aportación de dos familias del lugar. Como las mujeres de las familias se llaman Rosa y Cristina, a la campana se le decidió poner el nombre de Rosa-Cristina.

El primer domingo de mayo se celebra San Gregorio y es tradicional la romería que se realiza desde Alquézar.

San Gregorio nació en Roma en el año 540, en el seno de una rica familia patricia romana, convertida al cristianismo desde hacía muchos años. Gregorio estaba destinado a una carrera secular, y recibió una sólida formación intelectual. Oficialmente se le adjudica la invención del concepto de 'Purgatorio'. Se dedicó a la política de joven, y en el año 573 alcanzó el puesto de prefecto de Roma. Pero, inquieto sobre cómo compatibilizar las dificultades de la vida pública con su vocación religiosa, renunció pronto a este cargo y se hizo monje. Tras la muerte de su padre, en el año 575 transformó su residencia familiar ubicada en el Monte Celio en un monasterio bajo la advocación de San Andrés. Trabajó con constancia para propagar la regla benedictina y llegó a fundar seis monasterios aprovechando para ello las posesiones de su familia en Roma y en Sicilia. En el año 579 el papa Pelagio II lo ordena diácono y lo envía como apocrisiario (una especie de embajador) a Constantinopla, donde permanece unos seis años y establece muy buenas relaciones con la familia del emperador Mauricio y con miembros de las familias senatoriales italianas que se habían establecido en la capital oriental. Gregorio regresa a Roma en el año 585 y se retira nuevamente al monasterio. Después solicitó permiso para ir a evangelizar a Inglaterra. Pero al saber el pueblo de Roma de sus intenciones, le pidieron al Papa que no lo dejara ir. Ocupó desde entonces el cargo de secretario de Pelagio II hasta la muerte de éste a causa de la peste en febrero del año 590, tras lo cual es elegido para sucederle como pontífice.

El edificio de la ermita es de nave única rectangular, cubierta con bóveda de cañón rebajado, reforzada con arcos fajones cuyo empuje contrarrestan al sur cuatro contrafuertes en talud.

En el muro norte se adosan ruinas de lo que fue la casa del ermitaño, habitada hasta los primeros años del siglo pasado. La fachada oeste contiene un vano cuadrado y la puerta de ingreso con arco de medio punto de ladrillo que abre al lado sur.

Sobre el muro oeste se eleva la espadaña de ladrillo, de un solo hueco con arco de medio punto que arranca de imposta. Los materiales utilizados son sillares en cantoneras y ladrillo en los muros. La cubierta está realizada en teja. Se comenta, que antiguamente cuando oscurecía, el ermitaño tocaba 'La Campana de los Perdidos' para orientar a los caminantes, esto mismo sucedía cuando había niebla, o también cuando se acercaba una tormenta. De este modo los agricultores de la zona eran advertidos para que se pudieran poner a refugio. De ahí que entre los lugareños correría de boca en boca un famoso dicho de respecto y agradecimiento: 'El ermitaño San Gregorio por beber agua enfermó y el medico le dijo: bebe vino, agua no'.

En el cruce del sendero que sube a la ermita podemos encontrar una perfecta recreación de una sencilla caseta de pastor típica de la Sierra de Guara y de la Comarca del Somontano, que utilizaban para descansar y refugiarse de las inclemencias del tiempo.

Junto a la ermita se encuentra el Muladar o comedero de aves necrófagas donde se encuentra un observatorio al pie del Camino Natural del Somontano. Este observatorio ha sido construido teniendo especial cuidado para integrarlo perfectamente y mimetizarlo con el paisaje, desde el que se puede disfrutar del avistamiento de las especies carroñeras que bajan a comer a este muladar. Se recomienda llevar prismáticos para practicar y disfrutar de una mejor observación.


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Artículo publicado y adaptado en audioguía en 'Descubre el Somontano de Barbastro -->'

miércoles, 18 de mayo de 2011

Descubre el Somontano: Colegiata de Santa María la Mayor en Alquézar

Colegiata de Santa María la Mayor en Alquézar (Somontano, Huesca, Aragón, España)

La iglesia de Santa María fue consagrada el año 1099, en época del Abad Galindo, y dotada por el rey Pedro I de Aragón y Navarra. La parte norte del claustro data de esta época.

La actual Colegiata de Santa María de Alquézar es un templo gótico tardío, levantado entre 1525 y 1532 a expensas de la iniciativa municipal, por el arquitecto Juan de Segura, maestro que por entonces dirigía las obras de la Catedral de Barbastro. Es fruto de la remodelación de un templo anterior románico, del cual queda el atrio que le daba acceso, integrado hoy en el claustro.

De la época románica se conserva en parte el muro sur y el atrio porticado que lo precedía, compuesto por cuatro arcos desiguales de medio punto, sostenidos a su vez por columnas pareadas y convertido posteriormente en un ala del pequeño claustro. Presenta seis capiteles, del siglo XII, de tosca talla e inusual iconografía en la Península, en especial dos representaciones de la Trinidad, y escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, en su disposición de izquierda a derecha: (1) La Teofanía de Mambré con los tres mensajeros de Dios, Abraham sacrificando un cordero, Sara amasando harina y el sacrificio de Isaac. (2) Obispo revestido de pontifical, hombre tirando de un animal, santo entre dos diáconos, hombre sosteniendo un cubo, hombre con un rollo. (3) La Asunción de la Virgen María. (4) Lucha de pájaros, cabezas de hombres y animales, ángel de pie. (5) Adán y Eva delante del árbol del Bien y del Mal, Adán arando, Caín y Abel, santo obispo, el Buen Pastor. (6) San Juan Bautista, la danza de Salomé. Las escenas correspondientes al Génesis encierran toda una reflexión teológica. Las figuras se adaptan al marco adquiriendo extrañas posturas y predomina la idea sobre la forma, lo que da lugar a imágenes simbólicas, casi expresionistas. Algunos relieves conservan parte de la policromía original, pues en los siglos del románico la pintura completaba el trabajo de los canteros.

En el siglo XIV se construyeron tres crujías para el claustro, integrando en él las arcadas del atrio románico. Su planta trapezoidal es irregular por adecuarse al escaso espacio disponible formado por el antiguo atrio, el pasillo más corto, y tres alas porticadas con arcos de medio punto, apeados en columnas pareadas. La planta superior está construida en ladrillo con ventanas semicirculares que datan del siglo XI. Los muros del claustro se decoran a fines del siglo XV y principios del XVI con pinturas murales dispuestas en dos hileras compartimentadas. La inferior es la más antigua y representa la infancia de Cristo. La superior representa la Pasión. La disposición iconográfica se interrumpe para presentar la Crucifixión y la figura de San Pablo.

La capilla de Santa Ana, abierta al claustro, es fiel reflejo del crisol de culturas que fue la Comarca del Somontano en el siglo XVI. Y es que en su portada, ricamente decorada con estucos, aparecen elementos góticos, mudéjares y renacentistas.

Una bella portada gótica con doble arco conopial, truncado el inferior y ojival el superior y con un tímpano en la que ángeles músicos flanquean a la Virgen con el Niño, da acceso a la iglesia desde el claustro por la fachada Sur. En el siglo XVII este edificio fue alterado por deseo de la familia Lecina, que pagó la capilla de San Nicóstrato en 1638, con yeserías mudéjares de gran importancia. La iglesia es un edificio de una sola nave con tres tramos, más el coro al oeste y el ábside poligonal de cinco lados. Posee capillas entre los contrafuertes, siendo las del lado norte más profundas.

Las bóvedas de crucería estrellada que cubren la nave y su cabecera poligonal, concentran la decoración de la arquitectura interior del templo, completamente desnudo de ornato. El retablo mayor, de estilo renacentista y del siglo XVI, con columnas salomónicas, es una gran estructura arquitectónica realizada en madera y equipada con gran cantidad de imágenes esculpidas que después fueron pintadas y doradas. En la calle central aparece la Virgen, titular del templo, en el momento de ascender a los cielos. En el banco, se representan imágenes de la Pasión de Cristo. Se concibió como un monumental sagrario, puesto que tras el óculo central estaba permanentemente expuesto el Santísimo Sacramento. El altar de plata corresponde al siglo XVII. Cabe destacar el retablo de San Fabián y San Sebastián de la segunda mitad del siglo XV.

La Capilla de los Lecina, de estilo barroco y del siglo XVII, alberga un espléndido Cristo románico del siglo XIII, de tamaño casi natural, representado muerto, de frágiles y estilizados miembros. Este Santo Cristo de Lecina, de talla de madera de pino, es representado con rostro sereno y tranquilo, el cuerpo delgado y alargado con los pies separados, y con cuatro clavos. Tiene 800 años como los capiteles del claustro. En la misma capilla hay unos azulejos de la fábrica de Talavera de la Reina en Toledo.

En los siglos XVII y XVIII la música ocupó un lugar importantísimo en las celebraciones y el órgano barroco, de madera de pino del año 1700, dio brillo y espectacularidad a la liturgia. En el siglo XVI el claustro se amplió con la construcción de un segundo piso. Hoy una de las estancias que en el pasado sirvieron de habitación para los canónigos, acoge algunas piezas sobresalientes que conforman el Museo de la Colegiata. En este museo se conservan diversas piezas litúrgicas, retablos, etc. En el archivo se guardan códices medievales y una gran colección de partituras de los siglos XVI a XVIII.

El recinto amurallado del siglo XI parece conservarse en la parte inferior de la torre campanario de la colegiata y tramos bajos, reducidos y poco claros, del largo y quebrado muro que protege el peñasco por el oeste, único flanco vulnerable del conjunto. La mayor parte de lo hoy visible data del siglo XVI. Muestra numerosas aspilleras con típica salida vertical estrecha y almenas con remate piramidal.

La Colegiata de Santa María fue declarada Monumento Histórico el día 3 de junio de 1931.

Entre los años 1988 y 2008 el Gobierno de Aragón ha promovido varias restauraciones cuyos trabajos han sido: restauración del claustro, restauración del interior de la colegiata, restauración de las capillas del Cristo de Lecina, de Santa Ana y de San Antonio, restauración del Retablo Mayor, de un retablo gótico sin identificar, del retablo de San Nicóstrato, del retablo de Santa Ana, y del retablo de Santa Quiteria. También se ha restaurado una colección de nueve óleos sobre cobre, la tabla de San Fabián y San Sebastián, la talla del Cristo románico de Lecina.


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lunes, 16 de mayo de 2011

Descubre el Somontano: Fuente de Monchirigüel en Alquézar

Fuente de Monchirigüel en Alquézar (Somontano, Huesca, Aragón, España)

La villa de Alquézar cuenta con varias fuentes, construidas con el fin de abastecer de agua a la población. La más monumental de todas ellas es la fuente de Monchirigüel, a la que se accede cómodamente desde el punto de partida de la ruta de las 'Pasarelas de Alquézar'. Después de atravesar la Plaza Mayor para continuar por la Calle de la Iglesia, debemos tomar la primera calle a la izquierda, por la que se accede a la fuente tras descender por unas escaleras de piedra.

Desde esta fuente parte un sendero que recorre el último tramo del cañón del Vero, en donde los restos de presas, acequias y molinos, dan cuenta del intenso aprovechamiento histórico de este río para obtener fuerza hidráulica y agua para riego.

Es una obra del siglo XVI (1578), en la que se incorporaron diversos elementos decorativos y una composición que refleja el gusto renacentista de la época. Responde a una tipología constructiva desarrollada en toda la Comarca del Somontano a lo largo del siglo. Consta de un cuerpo rectangular donde se abre un arco de medio punto y bajo el que se cobijan los caños y la pileta. Arco y jambas están enmarcados con pilastras rematadas por un entablamento. Ostenta el escudo de la villa de Alquézar y la fecha de ejecución.

Desde este lugar puede disfrutarse de una espectacular imagen de la Colegiata, encaramada a la peña calcárea y desafiando el vacío que se abre a sus pies. También de espaldas a la fuente podemos observar una zona de escalada fácil, ideal para la iniciación en este deporte de montaña: El sector Monchirigüel cuenta con unas 15 vías ferratas con grado de dificultad de IV a 6b, aunque sólo hay uno de este último nivel más exigente.


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viernes, 13 de mayo de 2011

Descubre el Somontano: Plaza Mayor en Alquézar

Plaza Mayor - Plaza de Mosén Rafael Ayerbe en Alquézar (Somontano, Huesca, Aragón, España)

La Plaza Mayor de Alquézar es un espacio tranquilo y bello, rodeado de porches en tres de sus vertientes que combinan en su construcción arcos adintelados y de medio punto. Aquí se detuvo Lucien Briet, escritor y pireneista francés, hace casi cien años para contemplar a las mujeres de Alquézar lavar la ropa, y lo contó en su diario con gran virtuosismo descriptivo: 'Esta plaza mide 8,25 metros de ancha por 22,50 de larga y constituye el corazón y la síntesis de esta región'. Hoy en día esa imagen es imposible de repetir, ya que el mencionado lavadero ha desaparecido, pero el resto del decorado permanece intacto.

Nos encontramos en el corazón de la villa de Alquézar, la antigua Plaza Mayor, y hoy llamada de Mosén Rafael Ayerbe; este personaje, natural de Radiquero, que ejerció de sacerdote en Alquézar a principios del siglo XX, dedicó muchos años de su vida a experimentar con nuevas especies de almendros, para dar con aquella que se adaptara mejor al clima de la zona y aportara mayores rendimientos. El resultado fue la almendra de desmayo o largueta. Los almendros de desmayo tienen las ramas caídas como los sauces, desmayadas, resistiendo mejor las heladas. El descubrimiento fue todo un éxito y por lo que mereció ser galardonado con la medalla de oro en la feria de Zaragoza en el día 31 de octubre de 1926 y también obtuvo la Gran Cruz del Mérito Agrícola.

Se trata de una hermosa y modesta plaza porticada, bajo cuyos soportales de anarquía constructiva, se situaban los comerciantes y artesanos que vendían sus productos venidos de la misma Comarca del Somontano, de las tierras llanas y de las montañas. Esta rodeada de edificios de los siglos XIV y XV y del renacimiento aragonés. Tiene acceso a calles estrechas y empedradas, que hacen retroceder a la Edad Media.

Las patas de jabalí y garras de aves clavadas en algunos dinteles y portones protegen la casa y su patrimonio de las fuerzas del mal y propician la fertilidad de los campos, de los animales y de las personas que en ella viven.

Alquézar llegó a contar con el privilegio de celebrar un mercado semanal y una feria anual desde 1528, año en el que Carlos V aprobó esta concesión a la villa. Tal hecho permitió que Alquézar iniciara una nueva etapa de esplendor y florecimiento.

Las casas solariegas de esta zona prefieren como materiales de construcción el ladrillo y el tapial, cada vez con mayor importancia: apareciendo ya las características del ladrillo aragonés, más grande y pesado que el castellano; se usa combinado con la piedra y, en ocasiones, sólo; en las cubiertas, por su parte, va ganando terreno la teja árabe.

Exteriormente, las casas destacan presentando dos, tres o más pisos en los que aumenta la importancia de los balcones y, sobre todo, el vuelo y trabajo de sus aleros en madera. En algunas de estas viviendas se conservan todavía sus escudos de infanzonía. La vida se desarrolla a partir del primer piso, donde se sitúan la cocina, el comedor y los dormitorios, continuados en los pisos superiores, cuando los hay. Las casas terminan en una planta de desván, que se acusa al exterior con pequeñas ventanas espaciadas, en las que a veces lo popular imita la galería corrida aragonesa nacida en el Renacimiento.


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miércoles, 11 de mayo de 2011

Descubre el Somontano: Ermita de Nuestra Señora de las Nieves en Alquézar

Ermita de Nuestra Señora de las Nieves en Alquézar (Somontano, Huesca, Aragón, España)

En la Calle Pedro Arnal Cavero y poco antes de alcanzar la porticada Plaza Mayor, se encuentra la pequeña ermita de Nuestra Señora de las Nieves.

La capilla ocupa el espacio disponible entre las dos casas laterales; por eso su planta es muy alargada e irregular. Es de una sola nave de tres tramos cubierta con bóveda de crucería estrellada, en la que se conserva un pequeño retablo formado por fragmentos de otros ya desaparecidos, tanto renacentistas como barrocos.

Su fachada fue edificada por canteros del siglo XVII siguiendo modelos de la arquitectura religiosa popular. En ella se abre una ventana en arco de medio punto y la puerta de ingreso cobijada por otro también de medio punto. El frente está coronado por una espadaña de época posterior.

La espadaña es una estructura mural que se prolonga verticalmente sobresaliendo del resto de la edificación, y suele acabar en un pináculo, o elemento decorativo que posee forma de pilar, rematado en su parte superior con una figura piramidal o cónica. Sirve para dar sensación de mayor altitud al edificio, siendo muy utilizada en la arquitectura gótica.

Junto a la ermita puede verse una jamba perteneciente a una antigua puerta hoy inutilizada y en la que aparecen grabadas las siluetas de dos suelas de zapatos. Tal vez fue éste el lugar en el que ejerció su oficio algún zapatero que ya nadie recuerda en Alquézar.

Nuestra Señora de las Nieves es una antigua advocación mariana que se remonta al siglo IV y que está muy extendida en Italia, España, Latinoamérica y Portugal.

El origen se atribuye a la época del papado de Liberio (352-366) en el que se relata que un anciano y acaudalado matrimonio de la nobleza patricia de Roma que no había tenido hijos y a los que se atribuía gran caridad hacia los demás, solicitaron de la Virgen María que les señalase qué debían hacer con sus bienes para garantizar el mejor uso cristiano de la herencia. La tradición católica cuenta que la Virgen se manifestó ante ellos y les indicó que, allá donde señalara, se le construyese un templo. Así, en la mañana de un 5 de agosto, amaneció nevado el monte Esquilino de Roma, lo que, como hecho extraordinario, el matrimonio interpretó voluntad de la Virgen y así lo hizo saber al Papa. Otras versiones afirman que la Virgen se apareció en sueños a los esposos y al Papa y les anunció la nieve de agosto.

La devoción a Nuestra Señora de las Nieves quedó reducida a Roma y su periferia, al menos hasta los inicios del año 1000.


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lunes, 9 de mayo de 2011

Descubre el Somontano: Calle Pedro Arnal Cavero en Alquézar

Calle Pedro Arnal Cavero en Alquézar (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Pasear por esta calle, antiguamente llamada Calle Mayor, nos permite introducirnos en el conjunto medieval de Alquézar y revivir el lejano pasado medieval. Es uno de los tres ejes vertebrales que recorren longitudinalmente el pueblo, al que derivan otras calles transversales más estrechas y escalonadas permitiendo una comunicación más fluida a los diferentes puntos del pueblo. Conviene caminar despacio por esta calle en dirección al castillo-colegiata con el fin de percibir la sinfonía de su trazado y sus casas, los portales de medio punto, aleros, balconadas de madera, escudos de infanzonía y la diminuta capilla de la Virgen de las Nieves, del siglo XVII, así como las perspectivas de callejas con pasadizos cubiertos. La calle, al igual que las aledañas, conservan el empedrado de finales de la Edad Media, con 'arroyo' en el centro para recoger las aguas.

Todavía se conservan varios 'callizos', o pasos cubiertos sobre las calles, como recuerdo de tiempos pasados en los que era necesario aprovechar al máximo el limitado espacio en una villa densamente poblada; se dice que era posible atravesar Alquézar de un extremo a otro sin necesidad de pisar la calle. Existen varias versiones de porqué esta construcción: bien como modo de defensa, o para facilitar el tránsito por la villa ya que sus calles de piedras rocosas lo hacían muy complicado. Lo que sí es cierto es que estos 'callizos' se aprovechaban para situar habitaciones voladas, ganando espacio en las casas.

La arquitectura doméstica de sus edificios, en los que se funde la piedra, el ladrillo y el tapial, es resultado de una sabia combinación de materiales utilizados en los somontanos y en la montaña, marcando así la transición entre ambas áreas geográficas.

Multitud de detalles esperan ser descubiertos por los ojos del curioso y del que desea perderse entre las estrechas calles empedradas. Labrada de casas rústicas, grandes portaladas, edificios de una austeridad espartana y escudos de armas esculpidos en las paredes.

Respecto de Pedro Arnal, personaje que da nombre a la calle, podemos decir que fue un pedagogo y escritor aragonés, considerado alquezrano por haber vivido en esta localidad los primeros años de su vida, ya que a Alquézar es adonde fue trasladado su padre siendo maestro. Estudió Magisterio en Huesca y Zaragoza. Considerado maestro modelo, conseguía de los niños disciplina y cariño por su carácter firme, amplia cultura y vida ejemplar. Daba suma importancia al cultivo de la inteligencia y a la educación moral; obligaba al razonamiento y a la reflexión por medio de preguntas socráticas, y proponía a los alumnos ejemplos de la vida diaria conducentes a su edificación moral. Solía advertir: 'Corrige, reprende; pero después acaricia'. Apasionado por los ideales de Joaquín Costa y admirador de la naturaleza, fue también escritor, de estilo fluido, ameno y persuasivo.


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viernes, 6 de mayo de 2011

Descubre el Somontano: Portada Gótica en Alquézar

Portada Gótica en Alquézar (Somontano, Huesca, Aragón, España)

La villa de Alquézar contó en sus orígenes con tres puertas que daban acceso al interior del recinto urbano, pero de todas ellas sólo se conserva este bello portalón de estilo gótico. Mientras que en uno de sus extremos fue levantado un arco de medio punto, en el otro frente se optó por un arco apuntado y coronado por el escudo de la villa, formado por tres torres de un solo castillo que recuerda el origen militar de la localidad.

Bajo el paso cubierto se encuentra la portada de casa 'El Médico', en la que existe uno de los escudos más antiguos conservados en Alquézar, pues posee una moldura de traza gótica y carece de elementos decorativos. En él pueden verse las barras de Aragón, un león rampante (con la mano abierta y las garras tendidas en ademán de agarrar) y, curiosamente debajo, la concha o vieira junto al báculo de peregrino, como emblema de quienes habían realizado la peregrinación al sepulcro de Santiago en Compostela.

Dado que Alquézar fue durante varios siglos un importante centro comercial, se cobraba impuestos a los mercaderes que deseaban vender sus productos en la plaza porticada; para evitar su entrada durante la noche se cerraban todas las puertas que daban acceso al pueblo.

Los textos que mencionan sobre las tasas de mercados informan a los historiadores de los productos que se traían desde tierras alejadas, y de esta manera sabemos que se importaban manzanas de la Gascuña francesa. Y en una línea similar pueden citarse los aranceles aduaneros y los textos relacionados con los peajes que atestiguan de los productos que entraban y salían. Y con ello se obtienen los datos correspondientes a los productos de los que Alquézar se abastecía en el exterior, bien porque no se consiguieran aquí o porque fueran de una calidad muy superior a los de la producción local.

Textos y objetos han puesto en la pista a los investigadores respecto de los productos y corrientes comerciales de la edad media en el Altoaragón. Los tejidos fueron un elemento destacado, y las referencias documentales respecto a ellos son muy abundantes y tempranas. Es posible que llegaran hasta esta tierra, en tiempos del rey Sancho Ramírez, telas de muy diversas procedencias, por ejemplo de Brujas y de Constantinopla. Unas piezas a las que sólo se puede proponer un destino relacionado con las personas que tuvieran un poder adquisitivo muy elevado, puesto que su precio tenía que ser considerable, y en aquel Aragón sólo podía ser abonado por la monarquía, el alto clero y los miembros más destacados de la nobleza.


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miércoles, 4 de mayo de 2011

Descubre el Somontano: Mirador ’Sonrisa al Viento’ en Alquézar

Mirador 'Sonrisa al Viento' en Alquézar (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Desde este mirador, al pie de la carretera que da acceso a la localidad de Alquézar, obtenemos una primera visión panorámica de esta monumental villa medieval y del último tramo del profundo cañón del río Vero, antes de que sus aguas, tras abandonar la Sierra de Guara, se adentren en las fértiles y dulces tierras de la Comarca del Somontano.

En lo más alto de una roca solitaria rodeada por profundos barrancos, se alza la inexpugnable fortaleza, levantada por los reyes cristianos después de haber sido arrebatada a los musulmanes en el siglo XI. A comienzos del siglo IX Jalaf ibn Rasid levantó sobre la peña un primer castillo, con el fin de impedir que la resistencia cristiana del vecino condado de Sobrarbe accediera a la Barbitanya. Estas sierras prepirenaicas representaron durante mucho tiempo una verdadera frontera entre dos culturas y dos religiones. El nombre de Alquézar también se remonta al origen árabe de la villa, pues deriva del topónimo al-Qasr, cuya traducción podría ser: 'la fortaleza'.

Tras ser conquistada por el rey Sancho Ramírez en el año 1067, fue posible repoblar las laderas situadas en las faldas del castillo, aunque no comenzaría hasta el 1100, cuando Barbastro pasó a poder de los cristianos. El trazado del casco urbano, adaptado a las curvas de nivel y protegido de los rigores climáticos, todavía conserva la estructura y fisonomía medieval originaria, no carente de sentido práctico y de misterio. No es para describirlo, sino para vivirlo. Típicas casonas ideadas como núcleos de actividad agrícola y ganadera. Una modesta plazuela porticada, en la que confluyen las calles, recuerda los mercados semanales de la comarca y el gran espacio abierto frente a la iglesia parroquial de San Miguel, lugar de concentración de las ferias de los primeros quince días de agosto.

La obra 'Sonrisa del viento', del escultor Gabriel, a modo de mirador, sirve para realizar una interpretación del paisaje. Hace un guiño al 'minimal art'. La escultura se realizó en el año 1990 en un encuentro de escultores al aire libre que dejó otros testimonios artísticos en el casco urbano de la localidad.

'Minimal Art' o 'Estructuras Primarias' denomina a un grupo de artistas que aspiran a un estilo más estricto geométricamente pero donde la imposición del orden no es inflexible sino más bien moderada. Las diferentes formas están reducidas a estados mínimos de orden y complejidad desde el punto de vista morfológico. Las obras Minimal personifican estados de máximo orden con los mínimos medios o complejidad de elementos y está más interesado por la totalidad de la obra que por las relaciones entre las partes singulares o por su ordenamiento composicional.

Bajo la forma adintelada de una puerta se sintetizan una serie de ideas, articuladas dialécticamente, que van desde la recreación ideal de un pasado primitivo, relacionando la figura del dolmen con la idea de antigüedad, hasta la pretensión real de acomodar un lugar desde el que poder contemplar un paisaje, el de la propia villa de Alquézar; pasando por las interpretaciones que pueden atribuirse a esta ventana, lugar por el que penetra el viento, con forma de labios que sonríen, desde la que se pueden asomar los espectadores para contemplar el paisaje; o la posible identificación formal de esta obra con una puerta urbana o arco de triunfo desprovisto de monumentalidad, pero necesario para indicar al viajero que el camino que conduce a Alquézar llega a su fin.


Artículo publicado y adaptado en audioguía en 'Descubre el Somontano de Barbastro -->'