viernes, 29 de abril de 2011

Descubre el Somontano: Camino Ra Guardia en Castillazuelo

Camino Ra Guardia en Castillazuelo (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Duración aproximada: 3 horas.
Dificultad: baja.
Época: todo el año, aunque es preferible evitar los días de máximo calor para salir al monte. Es recomendable en días fríos de invierno por la nitidez del paisaje.
Punto de partida: Plaza de Castillazuelo.
Desnivel acumulado: 221 m.
MIDE:
  • Severidad del medio natural: 1.
  • Dificultad de orientación: 1.
  • Dificultad de desplazamiento: 2.
  • Esfuerzo requerido: 2.
Tipo de Ruta: Ruta lineal, bicicleta de montaña y senderismo.
Espacios de Interés: Vistas panorámicas, cantera, ruta de interés geológico.
Recomendaciones: ir provistos de agua y utilizar calzado adecuado.

Antiguo camino de herradura, que sólo pueden transitar por él caballerías pero no carros, y que actualmente está poco transitado. También se empleaba para acceder a pequeños campos de cultivo, hoy yermos. Sirve para acceder al punto más alto de ra Guardia (586 m). El camino discurre por los ondulados paisajes del sector central de la Comarca del Somontano y sur del Parque Cultural del Río Vero. Realizando este recorrido es posible disfrutar de amplias panorámicas, especialmente hacia el norte, y del diverso mosaico de campos de cereal, viñedos, oliveras y encinares.

Desde el punto de vista geológico ra Guardia se compone de rocas calcáreas; corresponde a una escama desarraigada que ha sido transportada por el frente del manto de Gavarnie, al igual que el vecino Pueyo. Un manto, desde el punto de vista geológico, es la capa situada debajo de la corteza de la Tierra.

Esta ruta comienza y finaliza en la Plaza de Castillazuelo.

Salimos de la plaza del pueblo, cruzamos el puente, pasamos por al lado del Centro de Interpretación del Río Vero y subimos por la calle asfaltada de Ro Plano, llegando a ro Lugar Alto de Castillazuelo. Una vez allí, podemos detenernos a contemplar los restos del antiguo castillo.

Seguidamente se llega a la carretera del Canal, por la que proseguiremos hacia la izquierda hasta encontrar, a unos 200 metros, el pajar de Casimiro y el desvío a la izquierda que se dirige al Monasterio del Pueyo. Es ésta la parte de todo el itinerario donde más se nota la mano del hombre por discurrir entre campos de cereal, almendrales, algún olivar y grandes viñedos.

No dejaremos este camino hasta topar con la carretera asfaltada que conduce a la N-240, en el cruce del Tejar o camino La Paúl. Cogemos el camino de la izquierda, tramo que se suaviza bastante, y al poco rato atravesamos los Alcabeces, y poco después comienza la subida de las Malladas. El camino se empina bastante hasta llegar a la Cabañera. Continuamos de frente. Al llegar a la Val del Pueyo, estamos atentos, pues hay que tomar el primer desvío a la derecha, junto a un almendral, donde el itinerario se convierte en un camino de tierra (señalizado con poste y flechas de madera). Pasamos junto a un campo de almendros y un casetón de piedra, llamada caseta de Puente, resguardado bajo grandes encinas y bordearemos un olivar. Más arriba el camino se convierte en una pequeña y bonita senda, que va ascendiendo progresivamente, pasando por una zona de abundante vegetación. No tendremos ningún problema para continuar porque está marcado con balizas de madera.

A nuestro paso encontramos el impresionante carrascal de la cara norte, y también gran cantidad de chinebros (enebros), así como bucho (boj) en las zonas de sombra, madreselva, gamón, orquídea, violeta, plantas rupícolas como el té de roca abundante en las solanas, etc...

Respecto a la fauna, la zona es habitada por multitud de especies, aunque las que con más probabilidad nos podemos encontrar son: alguna bandada de perdices, y con un poco de suerte algún ziquilín (cernícalo).

En 5 minutos llegamos a la pista empleada en la explotación de la cantera de Andreu, y al terminar esta, nos topamos con el corte superior de la cantera. Seguimos por la senda, jalonada con pequeños hitos de piedra, intentando buscar el camino más lógico y más despejado de aliagas. En pocos minutos nos plantamos en lo alto del tozal de La Corona, mirador de ra Guardia ubicado sobre el imponente farallón calizo creado por la apertura de la explotación. Desde allí, en un día despejado, se pueden disfrutar de magníficas vistas sobre el Pirineo (pico Aneto, Cotiella, Peña Montañesa, Macizo de las Tres Marías y Tres Sorores, Sierra de Sestrales,...) de Guara (Sevil, Sierra Lupera, Tozal de Cubillas, Gratal,...) y de los imponentes frentes de cantera.

Esta posición antiguamente servía como atalaya para observar y vigilar el territorio, de manera que bien pudo haber habido allí alguna pequeña fortificación. Más modernamente, ra Guardia ha sido un punto estratégico para combatir las tormentas de granizo; desde su cima se domina prácticamente todo el término municipal por lo que era muy práctico para lanzar los polémicos cohetes antigranizo e intentar salvaguardar las cosechas.

Después de reponer fuerzas, nos podemos acercar a la cara sur de la Guardia, también llamada la 'Tresguardia'. Si paramos en un punto con una amplia y bonita visión en el horizonte, hacia el Somontano sur, y disponiendo de prismáticos, es posible admirar numerosas rapaces: alimoches, buitres, milanos.

El antiguo sendero discurre por la cresta entre abundante vegetación de monte bajo, en algunos tramos desdibujado al estar poco transitado. Llegamos hasta una vaguada donde las paredes rocosas pierden altura y desaparecen las cortadas, allí es el punto por donde se accede a la cara sur de Ra Guardia. Cruzamos al otro lado y llegamos a las cuevas de la Guardia, situadas al borde de la cortada natural de roca caliza. Desde aquí podemos contemplar las diferencias del paisaje de 'las Chesas', donde escasean los árboles y predomina el monte bajo.

Regresaremos por el sendero que recorre las paredes de Valcheladas, rodeando la cantera, paraje frecuentado desde hace muchos años por los montañeros, y donde hay numerosas vías de escalada.

Como premio para los más observadores, y con un poco de suerte, es posible ver surcar en el cielo el vuelo majestuoso de algún quebrantahuesos.

Regresamos por el bosque de quejigos y retomamos el itinerario de ida.

Si queremos hacer más turismo, también podemos optar por un itinerario de regreso distinto, si seguimos el mismo camino hasta la Cabañera, y allí tomamos a la izquierda el antiguo camino de la Chesa, un camino muy poco transitado, que nos conducirá al camino del Pueyo, y de aquí, sin mayores problemas, llegaremos al punto de partida.

Cantera de Ra Guardia


Cada 9 de mayo, festividad de San Gregorio, los vecinos de Castillazuelo acudían a ra Guardia en procesión. Esta procesión, antes de la Guerra Civil de 1936, se realizaba el día de Santa Cruz, el 3 de mayo. Salían de la iglesia de San Salvador portando el pendón. Una vez allí, clavaban la bandera en un agujero natural y se 'bendecían los términos'. A través de este ritual se protegían los campos y los sembrados y se garantizaban así las cosechas. Al terminar, se almorzaba, para después concluir la romería en el Pueyo. De regreso en el pueblo, la fiesta concluía en la plaza con el ondeo del pendón.

La zona de ra Guardia, de suelos pobres, siempre fue tierra 'mala' para cultivar. Antiguamente era monte comunal que luego se parceló para repartirlo entre los vecinos. Tan mala fama tenía ese terreno que los dueños regalaban algunas de sus propiedades.

Artículo publicado y adaptado en audioguía en 'Descubre el Somontano de Barbastro -->'

viernes, 1 de abril de 2011

Descubre el Somontano: Ermita Virgen de la Bella en Castejón del Puente

Ermita Virgen de la Bella en Castejón del Puente (Somontano, Huesca, Aragón, España)

La Bella, de Viella o Vella, puede significar 'la antigua', puesto que ya era venerada en tiempos de los godos, o referirse a la singular hermosura y belleza que tenía la imagen de la Virgen. Este antiguo santuario está situado al este del núcleo de Castejón del Puente, a poco más de un kilómetro de distancia, sobre una atalaya dominante del río Cinca.

Hay una teoría que sitúa su primitiva ubicación junto al puente, aguas arriba. Allí hubo capilla ya dedicada a la Virgen que sería trasladada por los templarios al extremo oriental del Monte del Castillo.

Se trata de una iglesia con planta rectangular rematada por un ábside, ya desaparecido; al interior subsiste la bóveda apuntada y sostenida por cinco arcos fajones de clara factura gótica. Obra de transición entre el románico y el gótico.

Unas arcuaciones ciegas en la parte del paramento que enlazaba ábside y nave, dicha decoración parece lombarda y coincidiría con una etapa anterior al resto de la nave. Lo cierto es que Jaime I, que había estado de niño en la ermita, dio estas tierras, antes que a los templarios a Alaón, monasterio ubicado en la ribagorzana localidad de Sopeira.

Al exterior tuvo una puerta al norte que comunicaría con el claustro, ubicado en el actual espacio ajardinado. Al otro lado estuvo la casa del santero. Sobre la ermita, en el punto más elevado por este lado del Monte Castillo, quedan restos de cimentación para una construcción cuadrangular, probablemente de un torreón que no faltaba en las casas templarias. Tampoco faltó el recinto murado que aún se puede ver, a pesar de haber perdido bastante altura.

La iglesia fue reajustada en la cabecera y a los pies. El testero semicircular acabó sucumbiendo en una reforma dieciochesca que creó un nuevo altar de la Virgen con camarín y deambulatorio por detrás para besar la imagen (hoy el presbiterio ha recuperado su aspecto original). Más recientemente se realizó una vidriera que aún subsiste. A los pies también se habilitó un nuevo espacio para instalar el preceptivo coro, tras las reformas tridentinas. Afortunadamente, por este lado la obra no fue tan funesta y se salvó la portada de medio punto con tres arquivoltas que debió enmarcarse por guardapolvo, a juzgar por la huella que queda en la fachada. La segunda arcada descansa sobre capiteles de decoración sencilla y estos sobre fustes semicirculares con pequeñas basas. Sólo es original el de la derecha que contiene una fina lacería. El otro tuvo que ser repuesto.

Esta portada tuvo atrio que fue desmontado para que al menos se pudiera ver este último resto románico. El atrio sirvió de refugio y tenía bancos corridos al interior.

La sillería es buena y tan bien asentada que a veces da sensación de no tener argamasa. Va toda con marcas de cantero. Desde las dependencias contiguas se pueden ver unos tres labrados. El vaciado del material de relleno entre contrafuertes y arcos, produjo un desajuste de los arcos fajones que empezaron a abrirse y tuvieron que sujetarse mediante tirantes de acero. Hoy se han edificado contrafuertes de cemento que detienen la apertura de los muros.

El interior ha sido restaurado, en el muro meridional, hasta hace poco, aún se podían observar los sillares chamuscados en el incendio de 1896. El resto de las paredes estaban provistas de una recia capa de estuco que ha sido retirada. En el muro sur, sobre una de las pilastras, han aparecido restos de pintura mural de la época en que se levantó el templo (siglo XIII), la imagen de más abajo parece una estampa jacobea con un cielo estrellado de fondo y un santo o virgen con aureola.

Las actuaciones que se han efectuado en la iglesia, anejos y entorno dieron como resultado el hallazgo de restos de construcción romana y aljibes de esa época. Es posible que aquí hubiera un castro romano que controlara el tránsito en la vía Ilerda-Osca por el puente sobre el río Cinca, y cuya guarnición se encargaría de proteger el tramo de calzada de bandidos.

Cuenta la leyenda que durante la invasión musulmana se escondió una talla románica de la Virgen para protegerla. En el año 1089, se reconquista Castejón del Puente, a la vez que Monzón. Una noche, un pastor llamado Domingo Rivera vio una luz que resplandecía junto al templo. Fue al pueblo para avisar a los vecinos, que picaron donde estaba la luz y encontraron la talla original.

La llegada de los templarios, tras las dos conquistas aragonesas de estas tierras y un período de dominación señorial mediante tenentes, supuso la edificación de un monasterio o casa templaria que sigue los mismos cánones que otras de las órdenes militares en la Comarca del Somontano, como por ejemplo en la Virgen del Treviño en Adahuesca.

Y así, durante más de tres siglos, esta ermita se convirtió en la parroquia, hasta que en 1562 surge la nueva iglesia dedicada a la Asunción, y nuestra ermita pasa a llamarse la vieja o La Bella.

Hubo aquí también ermitaño que cuidaba del templo, limpiaba, mantenía las lámparas y hacía el toque de las campanas. A cambio podía recoger limosnas y cultivar algunos trozos de tierra propiedad de la ermita que fueron desamortizados en el siglo XIX, pasando a engrosar el patrimonio de los más acaudalados.

Parece ser que el rey Felipe II vino a curarse la gota. Se hospedaba en casa del señor de Ballabriga. Se conserva un cuadro como memoria del suceso donde aparece el rey besando a la Virgen.

Felipe IV se resguardó aquí en su viaje durante la Guerra de Cataluña, hacia 1640.

Al comienzo del siglo XVIII cuando se declara la Guerra de Sucesión, se refugian aquí algunos sacerdotes de los pueblos cercanos. Aprovechan la estancia para crear una congregación de misionistas al frente de la cual está el cura de Monesma de San Juan: Francisco Ferrer. Esta iniciativa sería el embrión del seminario de Barbastro que en 1723 regentaban los Padres de San Felipe Neri. El seminario creció y se fue a la capital episcopal. El hueco lo llenaron los Padres Paúles entre 1752 y 1759, que también acabaron buscando casa en Barbastro.

Luego se creó un beneficio para sustentar a un prior que cuidara de los oficios religiosos en la ermita y siguió funcionando como aneja y capellanía de la colegial, teniendo un sacerdote que, allá por 1840, era también el maestro de la escuela. Cuentan que un rico de Barbastro hizo una importante donación para este santuario, con el dinero se intentó levantar un gran edificio anejo, moviéndose los cimientos de la ermita, lo que provocó una penosa restauración que hoy en día ha sido corregida.

En tiempos de López Novoa tenía La Bella dos altares, además del de la titular, el de San Antonio de Padua y el del Salvador, con pinturas de singular mérito. Aquí se veneraba también el crucifijo que los Padres de San Vicente de Paúl llevaban en sus misiones.

El 24 de Octubre de 1896 un casual incendio invadió el Santuario, siendo imposible impedir que el fuego abrasase la imagen y parte del pedestal. El día 2 de Noviembre el obispo de Barbastro visitó el pueblo y 'examinó detenidamente los desperfectos causados y acordó con el pueblo restaurar en breve la antigua imagen y capilla'. Realmente no se restauró la imagen de la virgen de la Bella sino que se realizó una nueva, ya que solamente quedo sin quemar un dedo que se guardó en un precioso relicario de plata desaparecido junto con la nueva imagen en la contienda civil española de 1936.

Las fiestas más señaladas que tenían lugar en esta ermita eran para septiembre. El 8 de septiembre, día de la Natividad de la Virgen, estaba ya instituido como día festivo de Castejón en el siglo XVI. En ese día se iba a la ermita cantando los gozos, se hacía la misa y se repartía caridad, pan primero, y últimamente tortas bendecidas.

Otro día importante es el 25 de marzo, día de la Encarnación o Virgen crespillera, fiesta pequeña que duraba dos días. Las mozas cantaban en la misa mayor, luego se organizaba la venta de pasteles y el baile. El postre típico en esa fecha son los crespillos, tan interesantes para el turismo gastronómico.

En Pascua de Resurrección también se venía a la ermita en procesión. Durante la Semana Santa se celebraba el vía crucis que transcurría por el camino que separa la parroquial de La Bella. En la piedra se incrustaban las cruces de las diferentes estaciones y al final estaban las tres representando el Calvario. Todas fueron derribadas durante la Guerra del 36, sólo quedan los fundamentos donde asentaban.

En el trayecto estaba la cruz de San Pedro de Mártir, 29 de abril, desde donde se bendecían los términos, esta cruz desapareció hace muchos años y la fecha de bendición se llevó al 3 de mayo, fiesta de la Santa Cruz. También recuerdan, debajo de la ermita, la Piedra del Pan pero no se recuerda el por qué de ese nombre y, en el trayecto de la ermita al pueblo, otra piedra conocida como la cama de los novios marcada en el camino. Probablemente relacionada con cultos de fertilidad. Tras la celebración del matrimonio y para que este fuera fructífero, se visitaba.

Muchas gentes venían hasta aquí para reclamar la protección de la imagen, sobre todo en las gestaciones y en los nacimientos, llevándose un viejo manto que se ponía encima de la sábana durante el parto, también cogían aceite de la lámpara que en caso de apuro servía para aplicarlo sobre el vientre haciendo la señal de la cruz.

Los autores eclesiásticos que han escrito sobre los poderes milagrosos de la imagen dicen que cura del pecado interior, quizá se refieran a las crisis de fe. Lo cierto es que se atribuyen a esta imagen, dos veces destruida y sobre cuyo rostro según creencia popular no se pone el polvo, innumerables milagros. Dos de estos, acaecidos no hace muchos años, se recuerdan bien:

El primero aconteció en 1872 a una montisonense llamada Isidora Gudel que privada de la vista y desahuciada por un par de médicos, vino a la ermita, se untó con el aceite de la lámpara, oró y al estar besando la efigie mariana en el camarín recobró la vista.

En 1932 a la vecina de Castejón, Teresa Serrablo, se le detuvo el proceso del parto y no podía dar a luz. En tal situación sólo cabía la muerte, por lo que se le administraron los santos óleos. Cuentan que entonces se encomendó a la Virgen y parió un niño muerto, aunque el milagro fue que ella se salvó.

Así es como la fe popular ha ido consagrando la costumbre de cuando nace un niño se iba a la Bella para dar gracias a la Virgen y para la purificación de la madre.

La imagen primitiva viene descrita en la obra recopilatoria del padre Faci: sedente, con la mano izquierda sostenía al niño con el orbe y en la derecha llevaba una azucena, atributo de la pureza y virginidad. Quemada en 1896, como se ha dicho, se incluyó un resto que quedó de la escultura en la que se hizo nueva. Esta acabó en la hoguera en el 36 y la actual, guardada en la capilla del Ayuntamiento, se traslada en la fiesta de septiembre a la parroquial, donde preside los actos religiosos.


Artículo publicado y adaptado en audioguía en 'Descubre el Somontano de Barbastro -->'