jueves, 30 de diciembre de 2010

Descubre el Somontano: Ruta de los Oficios en El Grado

Vista desde el embalse de El Grado (Somontano, Huesca, Aragón, España)

La Ruta de viejos oficios y tradiciones, muchas de ellas ya desaparecidas, es uno más de los alicientes que ofrece el municipio de El Grado en el espacio próximo al Centro de Interpretación de la vida en el río Cinca, ubicado en el antiguo molino harinero, reconstruido y dotado de mobiliario.

Es una nueva ruta dentro de la propuesta de senderos que dan a conocer el patrimonio natural y etnográfico de este entorno de la Comarca del Somontano. En doce paneles de fotografías, de gran formato, se reproducen escenas, con niños de 3 a 4 años de la localidad ataviados con la vestimenta de antaño, de lo que fue la vida corriente en las localidades del municipio. Las fotos se han realizado en lugares tradicionales de cada pueblo: el barbero en Artasona, los jaboneros en una cocina antigua de Coscojuela de Fantova, los labradores y esquiladores en Enate y los pescadores en el río Cinca en El Grado, los tejeros en el lugar donde aún se conserva la chimenea de la antigua tejería del pueblo, el molinero en el molino harinero.... Todas estas fotografías son obra de Mariano Olivera y Nuria Turmo. Al mismo tiempo, estas fotos de cada panel han sido motivo del calendario temático de 2011 que se ha distribuido a todos los vecinos.

Los oficios representados, y explicados en los paneles informativos son: agricultor, pastor, pescador, esquilador, bodeguero, cazador de tordas, carpintero, tejero, jabonero, barbero, herrero y molinero.

La ruta es una apuesta por el turismo y el aprovechamiento de recursos autóctonos sencillos en flora, fauna, senderismo y riqueza ornitológica. Esta ruta es la tercera de cuatro que completan la oferta con Árboles Singulares, Árboles y Acueductos y El Carrizo, está situada en una superficie de 250 metros que se puede visitar tranquilamente con paradas en media hora y, si se realiza sin ellas, en apenas diez minutos.


Ver Ruta de los Oficios en El Grado en un mapa más grande

Artículo publicado y adaptado en audioguía en 'Descubre el Somontano de Barbastro -->'

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Slow Food: Por una alimentación ecológica y a nuestro alcance

Slow Food: Por una alimentación ecológica y a nuestro alcance

El italiano Carlos Petrini, en 1986, funda en Bra la asociación eco-gastronómica Slow Food, motivado por contrarrestar la fast food y la fast life, e intentar impedir la desaparición de las tradiciones gastronómicas locales y combatir la falta de interés general por la nutrición, por los orígenes, los sabores y las consecuencias de nuestras opciones alimentarias. Constituye un movimiento que defiende la cocina de proximidad, se trata de una tendencia global al tiempo que antiglobalizadora, rescatando platos e ingredientes en peligro de extinción. Hablando de una forma poética, es como un intento de devolver a la vida y a la comida su parte más humana.

Hoy, cuenta con más de 100.000 miembros en todo el mundo, fomentando una nueva lógica de producción alimentaria, y desarrollan programas de educación alimentaria y actuaciones a favor de la biodiversidad.

Slow Food considera que el placer que nos procuran bebidas y alimentos de excelencia ha de combinarse con los esfuerzos por salvar las innumerables variedades tradicionales de cereales, legumbres y frutas; las razas animales y productos alimentarios que corren riesgo de desaparición por la imposición de una alimentación sometida por la comodidad y las industrias del sector agrícola. Quiere dar la debida importancia al placer vinculado al alimento, aprendiendo a disfrutar de la diversidad de las recetas y de los sabores, a reconocer la variedad de los lugares de producción y de los artificios, a respetar el ritmo de las estaciones y del convite. Trata de proteger nuestro inestimable patrimonio gastronómico a través de los proyectos de Arca del Gusto y de Baluartes (puestos en marcha por la Fundación Slow Food para la Biodiversidad), y también de Terra Madre.

Sostiene la necesidad de la educación del gusto como mejor defensa contra la calidad mediocre y los fraudes y como vía maestra contra la 'macdonaldización' de nuestras comidas; actúa en pro de la cocina local, de las producciones tradicionales, de las especies vegetales y animales en peligro de extinción; fomenta un nuevo modelo de agricultura, menos intensivo y más limpio, fundado en los conocimientos y el 'saber hacer' de las comunidades locales, el único capaz de ofrecer perspectivas de desarrollo incluso a las regiones más pobres del planeta.

Para ello, Slow Food se compromete en la salvaguardia de los alimentos, de las materias primas, de las técnicas de cultivo y de transformación heredadas por los usos locales consolidados en el tiempo; en a defensa de la biodiversidad de las especies cultivadas y salvajes; en la protección de locales gastronómicos y de convivencia que, por su valor histórico, artístico o social, forman parte del patrimonio de la cultura material.

Carlo Petrini es el impulsor del manifiesto Km 0 que quiere servir para concienciar a la gente de que antes de comprar productos que vienen de países remotos hay que procurarse ingredientes de los lugares más cercanos o, cuanto menos, buscar los productos de temporada, adaptando así nuestra vida y nuestra cocina al paso de las estaciones del año. No obstante, muchos son los chefs y consumidores que se identifican con esta nueva 'forma de vida' sin que necesariamente hayan firmado ningún manifiesto. Comparten la filosofía de potenciar la producción de los alimentos excepcionales de cada región, de conservar el trabajo de los productores, artesanos y distribuidores locales.

En la página web de Slow Food España, por ejemplo, se pueden ver la lista completa de los cocineros adheridos a este manifiesto y las bases para poder estar en el club, entre las que hay que resaltar que el restaurante deberá tener en su carta un mínimo de cinco platos Km 0. Esto es, que un 40% de los ingredientes, incluyendo el principal, sean locales: lo que implica que el restaurante los compre directamente a productores localizados a menos de 100 kilómetros, o que un 60% de los ingredientes sean lo más cercanos posible, y que los que no lo sean tengan certificación ecológica. En el caso de pescados, las bases exigen priorizar siempre lo obtenido de forma sostenible y por barcos de bajura y lo vendido en las lonjas más cercanas a los restaurantes. Además, se establece como criterio general evitar alimentos obtenidos a partir de transgénicos.

Algunos expertos gastronómicos ven este documento con recelo y afirman que la mayoría de la llamada cocina de proximidad es ficticia, es una estrategia de marketing. Para ellos el mensaje es bonito, pero impracticable. Consideran que es imposible cocinar con solo lo que encuentra a 100 kilómetros a la redonda, y que un cocinero debe contar con una despensa sin cortapisas, buscando lo mejor de cada región y practicando una cocina sensata. Califican los parámetros de Km 0 de reduccionistas e intransigentes. Por su lado, los defensores del Slow Food recuerdan que las ideas que están en el origen de Slow Food no son en absoluto radicales, todo lo contrario. Se trata de aplicar el sentido común en nuestras compras y en la confección de nuestras comidas. Quizás por ello, es cierto que los principales ejemplos de cocina de proximidad, de momento, son más rurales que urbanos.

Otros argumentos a favor de este movimiento se fundamentan en que es una forma de mantener viva la tierra y sus tradiciones y una manera de adquirir productos naturales sin intermediarios, con trato directo y precios justos con cada productor. La ventaja es que los clientes de los restaurantes redescubren 'platos de siempre' rescatados con la cocina de la zona y donde los ingredientes se sabe de dónde vienen; la desventaja, que las cartas se limitan en la variedad de alimentos si se comparan con la de un restaurante normal.

Slow Food ha creado la Universidad de Ciencias Gastronómicas para ofrecer un programa universitario multifacético sobre la ciencia y la cultura de la alimentación. La UNISG es para Slow Food un medio suplementario de reunir la innovación y la investigación de los sectores universitarios y científicos, con los sabores tradicionales de las granjas y de los productores alimentarios, a fin de contribuir al nacimiento de una nueva generación de productores alimentarios por todo el mundo.

Slow Food organiza ferias, mercados y muestras de amplitud local e internacional, a fin de exponer productos de excelencia gastronómica y ofrecer a los consumidores responsables la oportunidad de contactar con los productores. También apoya circuitos de distribución alternativos como los mercados de productores, proyectos agrícolas con el apoyo de la comunidad o asociaciones de compradores, que contribuyen a disminuir la distancia entre productores y coproductores. Sus acontecimientos más destacados son el Salone del Gusto, Cheese, Slow Fish, Aux Origines du Goût y A Taste of Slow.

Las estructuras locales reciben el nombre de Convivium y es a través de estos grupos locales como mejor se expresa su cultura de convivencia. Actualmente existen más de 850 convivia en todo el mundo, de Dublín a Dehli, de Nairobi a Nagoya. Los convivia son la columna vertebral de Slow Food, y existen gracias a la labor incesante de sus socios, que consagran su tiempo y su energía a la realización de los ideales de Slow Food.

Artículo publicado en 'Economía más Social' -->

sábado, 18 de diciembre de 2010

Descubre el Somontano: Barbastro Centro Comercial

Barbastro centro comercial (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Barbastro es un centro comercial y de servicios de primer orden: administrativos, culturales, educativos, sanitarios, asistenciales...; capaz de abastecer tanto a la población de la Comarca del Somontano como a la de las comarcas vecinas. La actividad comercial, cimentada en el pequeño comercio tradicional, se ha ido extendiendo desde la Plaza del Mercado hacia otras zonas, hecho que denota su continua evolución, especialización y diversificación; constituyendo uno de los principales pilares económicos de la ciudad.

La tradición y la cultura comercial en Barbastro se remonta a la segunda mitad del siglo XI, período en que aparece el mercado, institución que fue elemento sustentador de la infraestructura comercial. La actividad mercantil se remonta a la Edad Media, y en 1208 recibió del rey Pedro II los derechos y protecciones precisas para su realización. La concesión de los mercados era prerrogativa real y solían tener una periodicidad semanal y sin especialización de ningún tipo, a diferencia de éstos, las ferias solían reunirse anualmente y tenían una reglamentación más estricta, su importancia fue mayor tanto por el volumen comercial como por la disparidad de la procedencia de los mercaderes.

A través de los protocolos del siglo XV se encuentran los precedentes a la gran expansión económica que supuso el siglo XVI. También se atestiguan todas aquellas actividades que realizaron los comerciantes de Barbastro: inversión en deuda, inversión en rentas, compraventas, especulación en grano y tráfico de manufacturas. Con el siglo XVI vino el gran esplendor comercial, y muestra de ello es la concesión de la Feria de la Candelera, y es a partir de mitad de siglo cuando se encuentran verdaderas compañías comerciales trabajando en la ciudad. A pesar de la larga crisis del siglo XVII, en el que descendió el peso del comercio y la manufactura, a partir del siglo XVIII el Somontano de Barbastro inició la recuperación, el crecimiento demográfico produjo la apertura de un pequeño mercado local que recapitalizó los sectores productivos de la ciudad y se reiniciaron las actividades artesanales con fuerza.

Según Ignacio de Asso, en su Historia de la Economía Aragonesa, ya se decía de Barbastro que destacaba porque 'sus tiendas eran muchas, y en todas se encontraban objetos de uso del país y de lujo para las clases acomodadas que no tienen necesidad de acudir a otros puntos para llenar sus deseos de gusto y elegancia'. Durante la Guerra de los Pirineos, concretamente entre diciembre de 1794 y enero de 1795, el comercio no era floreciente, y además las intensas relaciones comerciales con Francia estaban cortadas. Pero a pesar de ello, los comerciantes de Barbastro mantenían su actividad comercial con la venta de géneros, no solo españoles sino ultramarinos, que llegaban de Inglaterra o de las colonias a los puertos catalanes o levantinos.

Las zonas más comerciales de Barbastro son la calle Argensola (o también llamada 'calle Mayor'), la calle Monzón (actualmente denominada calle Joaquín Costa), Plaza del Mercado y 'Rioancho' (que comprende las calles General Ricardos, Romero, San Ramón y el Paseo del Coso), destacando que con sus porches y enlosados facilitan al público sus compras, haciendo de la ciudad un gran centro comercial abierto. Aquí se siguen manteniendo algunas tiendas que da gusto verlas: bonitas y con encanto. Haciendo turismo libre por la ciudad, merece la pena darse una vuelta por estas calles más auténticas, donde es posible encontrar comerciantes, productos y tiendas con especial sabor que mantienen la tradicional cultura comercial de la ciudad.

Todo ello nutre la vida diaria de la ciudad, en la que se respira una actividad comercial que con sus más y sus menos ha llegado a nuestros días. Los comerciantes fidelizan a su clientela gracias al especial trato personal que dan a los cliente y por el producto ofertado. Ellos mismos valoran especialmente la limpieza de la ciudad, el estado de las aceras, el trasporte público, la iluminación de las calles, el mobiliario urbano, la seguridad, las ofertas de ocio y la oferta comercial propia de Barbastro.

Durante los últimos años se ha realizado un importante esfuerzo para colocar una señalización clara, tanto urbanística como comercial, que sirva de ayuda para el visitante de la ciudad; evitando colapsos circulatorios en las calles más comerciales y dando facilidades para la circulación de vehículos. Se ha trabajado por reducir las barreras sobre la movilidad, con la ampliación de las zonas peatonales y con aceras más anchas. Los nuevos aparcamientos gratuitos dotados con 260 plazas para vehículos y autobuses en la antigua 'Huerta de Maza', cerca del puente del Portillo, son una buena aportación municipal para la zona más comercial de Barbastro. La ubicación de esta zona de aparcamiento en pleno casco urbano, en las proximidades de la Plaza del Mercado, sector General Ricardos y Calle San Ramón, es una garantía de encontrar estacionamiento para los usuarios.

Artículo publicado y adaptado en audioguía en 'Descubre el Somontano de Barbastro -->'

viernes, 17 de diciembre de 2010

Descubre el Somontano: El Pozo de Hielo en Barbastro

El Pozo de Hielo en Barbastro (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Debajo de la Barbacana, y accediendo desde el Barrio del Campo de San Juan, se encuentra en Barbastro uno de los pozos de hielo más monumentales de la Comarca del Somontano y de la provincia de Huesca.

Fue construido en 1612 por el Concejo de la Ciudad y encargado al arquitecto Pedro de Ruesta, que entre otras obras realizó el exterior de la torre de la Catedral de Barbastro que apreciamos en la actualidad. La edificación está parcialmente excavada en la ladera orientada al norte, en la roca arenisca, mientras el resto se halla construido con sillería, mampostería y ladrillo. Se trata de un edificio rectangular de 8,50 metros de largo y de 7,70 metros de ancho, cubierto con una bóveda de cañón construida con ladrillos árabes y reforzada en su centro con un arco perpiaño; la altura total es de 11,50 metros. El cierre de la parte norte lo forma una pared de 20 metros de largo, 15 de alto y un grosor de 2,50. El acceso a la base de la nevera se hace a través de una apertura de 2 metros de alto y 0,85 de ancho, situada en la parte inferior de dicho lienzo de pared. Una trampilla algo irregular de 1 por 0,50 metros, abierta en el centro de la bóveda, permitía llenar de hielo o nieve el pozo. En el lado superior de la pared oriental se abre un vano en arco abocinado de 2 metros de alto, actualmente cegado, que debió de usarse para sacar el hielo por medio de una polea colgada de un gancho de hierro que todavía se conserva. En la pared occidental, una escalera de ladrillos de 2 metros de altura permite alcanzar una apertura que comunica con una cueva colindante cuya boca está orientada al Norte. Este abrigo rocoso, lo mismo que otro próximo, pudieron haber servido de alojamiento para los obreros o como depósitos auxiliares para almacenar el hielo o nieve en años de mucha producción.

El pozo de la Barbacana se suministraba del hielo producido en unas balsas (documentadas en un grabado del siglo XVIII) situadas en el río Vero en cuyas proximidades se sitúa el pozo de hielo y en etapas de escasez se traía hielo y nieve de los pozos de Otín en la Sierra de Guara. El último uso de este pozo se documenta a comienzos del siglo XX por parte de la empresa Espumosos Angelín, empresa barbastrense que elabora refrescos y sifones.

El pozo se ha restaurado en diciembre de 2006 con la acción principal en el muro exterior, zona más deteriorada, mientras que el interior apenas ha necesitado actuación. El interior se ha musealizado, permitiendo las visitas de turismo, incluyendo iluminación para apreciar la estructura, paneles explicativos, sonografía que explica aspectos históricos de la gestión de este pozo en el siglo XVII y la recreación, en una zona, del proceso de almacenamiento del hielo.

Esta instalación, además de mostrar la historia y funcionamiento del Pozo de hielo de La Barbacana, sirve de punto de partida para la Ruta del Frío que articula otros 11 pozos de hielo situados en el Somontano y la Sierra de Guara, algunos también restaurados y son reflejo de la importancia y el impacto socioeconómico que el comercio de la nieve y el hielo tuvieron en el Somontano de Barbastro entre los siglos XVII y XIX.

Fue obra de referencia para la construcción de otros neveros en la provincia. Y junto con el segundo pozo de hielo de la Almunieta se arrendaba su explotación a particulares por la que el ayuntamiento obtenía elevados ingresos.

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jueves, 16 de diciembre de 2010

Descubre el Somontano: La Barbacana de Barbastro

La Barbacana de Barbastro (Somontano, Huesca, Aragón, España)

La palabra Barbacana es de origen árabe, formada por dos palabras 'bábel-báqara'; pero también se dice que es un término francés que tiene la misma raíz en italiano (barbacane) y anglosajón (bargekenning) que está compuesta del término bergen (cubrir, poner a cubierto) y kenning (ver, divisar). De hecho, en una forma muy arcaica las barbacanas eran también las aspilleras verticales sobre los muros del castillo para poder golpear al enemigo manteniéndose a cubierto. Entre otros significados tiene el de estructura defensiva medieval que servía como soporte al muro de contorno o cualquier torre o fortificación, adelantada y aislada, situada sobre una puerta principal, poterna o puente castillo que fuera utilizada con propósitos defensivos; también puede referirse al 'muro bajo que bordea algunas iglesias'.

En Barbastro para los entremuranos, crecidos a la sombra de esta pequeña elevación montañosa, tiene connotaciones muy especiales. El hecho de que aquí estuvo el castillo árabe o alcazaba, llenaba sus juveniles cabezas de hechos imaginarios, que los identificaban en parte, al ir leyendo libros y ver en ellos imágenes de castillos árabes, con aquellos lugares como, por ejemplo, la Alhambra de Granada. Su conquista por los cristianos, les hacía escuchar toques guerreros de trompetas y clarines, chasquidos de espadas al chocar, cabalgar de caballos y arqueros disparando flechas. En el lugar que hoy ocupan las 'escueletas', había entonces un lienzo de muralla de unos cuatro metros de alto, que excitaba su imaginación y les hacía contemplar toda la Barbacana amurallada.

Las cuevas del Pozo del hielo, eran para estos jóvenes aventureros las mazmorras de un imaginario castillo y más cuando llenos de miedo, penetraban en la primera, la del Pozo, que por sus dimensiones, evocaba acontecimientos lúgubres de torturas y verdugos. Sin embargo, poco a poco le fueron perdiendo el miedo y le adjudicaron su verdadera función de nevera para guardar la nieve y el hielo, edificado en el siglo XVII, y que servía para abastecer a la ciudad en los meses de verano.

La Barbacana de antaño fue el centro social del barrio del Entremuro, donde se contaban y escuchaban los acontecimientos cotidianos de todo tipo, que constituían la vida social del mismo. Era el lugar de reunión de pequeños y mayores, sobre todo en las tardes festivas de invierno aprovechando el sol y cuan­do éste se ocultaba se encendían hogueretas en las que se asaba para me­rendar patatas, membrillos, bellotas. También era el lugar de apajentar las cabras y alguna oveja; ya que su leche junto con las gallinas y los conejos, eran parte importante de la economía familiar del entorno.

En las cuatro eras, las de las familias Pueyo, Maletes y Puente, se tri­llaban las mieses en época de recolección, y allí mismo se fabricaban adobas con tierra y paja, para pequeñas construcciones caseras de tapiales. A veces la familia Sánchez de la calle de la Peña, confeccionaban 'cañizos' de caña, que se empleaban para cielos rasos de habitaciones, colocados entre los maderos. Así mismo confeccionaban cuévanos y cestos de mimbre.

Antes de 1904, el agua que se bebía en Barbastro, procedía de fuentes, siendo las principales las de la Calle Las Fuentes. El deseo de dotar a la Ciudad de agua potable se plasmó cuando se decidió realizar una captación del agua desde el río Vero en el Campo de San Juan a través de una galería. Para ello se acuerda la compra de unos terrenos en la Barbacana y la construcción de dos depósitos subterráneos, con capacidad de 1.000 metros cúbicos cada uno. La elevación del agua hasta los depósitos se realizaba con una motobomba eléctrica. En 1931 se vallaron los depósitos debido a la invasión de chiquillos que convertían el solar en un 'sumidero público', y en 1997 se cambió por una alambrada, plantándose en el espacio interior una rosaleda, a petición del Barrio, por razones estéticas, y porque se había convertido el interior en un antro de 'actividades extrañas'. En 1952, el agua disponible se hace insuficiente debido al aumento de po­blación, y se tiene que construir un pequeño azud en el lugar de la captación para forzar al agua a entrar en la galería. Pero esta solución con el tiempo se hace insuficiente dado que la población continua aumentando, lo cual, junto a la mala calidad del agua del río, motivó en 1986, la construcción de una tubería que desde la Acequia de Selgua permitía la traída de agua desde el Pantano de El Grado. Pero este importante paso tampoco garantizaba el consumo de agua que se necesitaba, debido a que los depósitos de la Barbacana eran insuficientes por sus dimensiones. Diez años más tarde se llevó a cabo la construcción de dos nuevos depósitos de almacenamiento de agua y una planta potabilizadora en el mismo lugar que se cogió el agua desde la Acequia de Selgua. En la actualidad, desde estos nuevos depósitos pasa el agua a los de la Barbacana y desde aquí se distribuye a toda la Ciudad.

Por los años 70 se llevó a cabo una reforestación con pino común en las laderas que dan al Campo de San Juan, pero debido a la falta de cuidados, las sequías y algún rebaño de ovejas que pastaba en las inmediaciones, actualmente sólo queda la mitad.

Tras muchos años de abandono y desidia, los vecinos del Entremuro han llamado la atención sobre este emblemático lugar y su valor histórico, estratégico y pintoresco para el turismo. Lo que se ha traducido en que el Ayuntamiento haya adecentado sus entradas, por la calle de la Esperanza junto a las escueletas y por el Campo de San Juan, y recuperando el Pozo del Hielo.

En septiembre del año 2000, la Asociación de montañeros de Aragón de Barbastro, colocó un monumento con motivo de cumplirse el cincuen­tenario de su fundación. Para algunos esta iniciativa podría ser la primicia de un Parque de Escultura al aire libre en este panorámico lugar desde el que se contemplan las cumbres pirenaicas, y parajes de la Comarca del Somontano.

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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Descubre el Somontano: Museo Diocesano de Barbastro

Pantocrator de Villamana en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón (Somontano, Huesca, Aragón, España)

El 15 de diciembre de 2010 se inauguró el nuevo Museo Diocesano de Barbastro, culminando un trabajo que pone de manifiesto la determinación de la Diócesis de Barbastro-Monzón y de todo Aragón por mantener, respetar y conservar su patrimonio. Hay que recordar que anteriormente, el primer museo diocesano se inauguró en 1978 en el piso de arriba de la sacristía de la Catedral de Barbastro, que hasta la fecha había albergado los archivos del Cabildo. En él se incluían las piezas recopiladas a lo largo de las décadas de los años 60 y 70 por las parroquias, no sólo de la Comarca del Somontano, sino de toda la diócesis cuyos pueblos iban quedando despoblados, y que corrían el peligro de desaparecer.

El nuevo museo se distribuye en tres plantas a lo largo del Palacio Episcopal, que ha conservado en parte su aspecto exterior de estilo renacentista aragonés; y responde a unas normas y características propias de la museografía actual, más accesible para el turismo y para el visitante, presentando las piezas con mejor iluminación y mejor información. Es una muestra de la cultura y del arte religioso pirenaico, de la zona que comprende la diócesis, sobre todo de montaña y rural. En su mayor parte las obras proceden de artistas de ámbito local o comarcal y hay también algunas otras procedentes de monasterios, con mayor calidad artística.

Este museo con sus 900 metros cuadrados expositivos, muestra 276 piezas de arte sacro y vestigios arqueológicos de Barbastro y su entorno catedralicio, a los que habría que añadir las 112 piezas en litigio con el Museo Diocesano de Lleida, que recogen la historia de los municipios que comprende la Diócesis Barbastro-Monzón a través de la imaginería religiosa y en el que se han invertido más de diez millones de euros; sumándose a otras instalaciones de este tipo en Aragón, como el museo de Jaca y el de Alcañiz. Este espacio museístico ha sido instalado en el Palacio Episcopal de Barbastro, que ha sufrido una reforma radical para este uso. Se ha construido de nuevo el interior, preservando las fachadas, los artesonados y una pequeña capilla barroca; y que también ha incluido el entorno de la catedral y gracias a la cual el Palacio también alberga los archivos históricos municipal y diocesano, archivo capitular, las oficinas de la sede administrativa del obispado y de la diócesis, y la residencia del obispo.

Entre las obras más destacadas de la colección del museo diocesano, se pueden citar al pantocratror de Villamana, el altar de plata de la catedral de Barbastro, el conjunto de cruces parroquiales, en escultura el conjunto de vírgenes del siglo XIV, y en pintura el retablo gótico de Abi, que procedía del monasterio de San Pedro de Tabernas y que fue obra del artista Pedro García de Benabarre. Por otro lado, fuera del museo pero en el interior de la catedral, se encuentra expuesto el pantocrátor de Vió, una de las joyas del románico tardío de la colección artística de la diócesis, y que no se pudo colocar por sus dimensiones dentro del museo pero que también debe formar parte de la visita al espacio museístico.

A pesar de la imposibilidad temporal de exponer las piezas retenidas en Lleida, en su lugar se han colocado carteles con las fotografías a un tamaño discreto y una pequeña leyenda en la que se describe la obra, su datación, su procedencia y su actual enclave. La selección se ha realizado teniendo en consideración las más valiosas, que coinciden con la reciente declaración de Bien de Interés Cultural realizada por el Gobierno de Aragón.

Las 25 obras fotografiadas se difuminan, a lo largo y ancho de las tres plantas del museo, con el resto de piezas de acuerdo al discurso museográfico que responde a criterios cronológicos. La mayor parte de ellas se encuentra en la primera planta, la que hace referencia a la iglesia rural y en la que se exponen varias tallas, tablas, pinturas murales y retablos de los estilos románicos y góticos. Nada más acceder a esta planta podemos encontrar el frontal de San Hilario, una madera tallada, estucada y policromada del siglo XII procedente de Boira. Además en esta primera planta nos encontraremos con: el sarcófago de Cristo en Majestad, flanqueado por dos escudos, obra en piedra labrada del siglo XIV, de Nachá; el frontal del altar de San Vicente Martir, realizado en la segunda mitad del siglo XIII en madera, con estuco, estaño y temple, y procedente de Treserra; la arqueta de madera en estuco dorado y policromado y hiero forjado, del siglo XIV y procedente de Buira; una talla de la virgen María del taller de Bartolomé Rubio, en piedra labrada y policromada, realizada en la segunda mitad del siglo XIV de Zaidín (una de las piezas más valiosas); una talla en madera de Santa Ana, policromada de la primera mitad del siglo XV procedente de Capella; una talla en madera de San Miguel, policromada, del siglo XIV de Villacarli; de Villacarli también son dos piezas más, una tabla de San Pablo, del círculo de Pedro García de Benabarre, realizada en temple sobre madera del siglo XV; y una tabla sobre madera del mismo círculo de San Pedro, del siglo XV; un Calvario atribuido a Pedro García de Benabarre, del siglo XV, de Tamarite de Litera; una predela de retablo de Pedro García de Benabarre en temple sobre madera, del siglo XV de Zaidín; un retablo del Nacimiento y la Epifanía de Jaime Ferrer I, en temple sobre madera de pino, del segundo tercio del siglo XV de Binaced; un temple sobre madera de San Martín Obispo, del maestro de Alfajarín, del último cuarto del siglo XV de Lascuarre; una tabla central de un retablo de San Blas, de Jaume Ferrer II, en temple sobre madera de mediados del XV de Algayón; una pedrela de retablo en óleo sobre tabla de principios del siglo XVI de Monzón; un retablo de San Antonio Abad, atribuido a Jaume Ferrer I, en temple sobre madera de pino del siglo XV de Monzón; un retablo de San Cristobal, en temple sobre madera del último cuarto del siglo XV de Santaliestra; y una pedrela de retablo, de Pedro García de Benabarre, en temple sobre madera del último cuarto del siglo XV de Zaidín.

Tras la primera planta se encuentra un gran rellano convertido en la segunda planta y dedicado a la orfebrería litúrgica. Aquí también podemos encontrar entre las vitrinas fotografías de las piezas en depósito en Lérida como una custodia de metal blanco y plata del siglo XIX de Bafaluy; un hostiario en hierro forjado y burrilado del siglo XIV de Azanuy; un bol de estaño del siglo XIV de Benavente de Aragón; un píxide de plata del siglo XVII de Puebla de Mon; un cáliz y patena de plata repujada y sobredorada del siglo XVII de Abenozas; y otro cáliz y patena de plata sobredorada del siglo XVII de Bafaluy.

Ya en la tercera planta, de dimensiones similares a la primera, se encuentran las cuatro últimas piezas, cuatro tablas del municipio Binaced - Valcarca. Las dos primeras, San Pedro y San Pablo, son dos pinturas sobre madera de pino del siglo XVI de Binaced; y las dos restantes son dos óleos sobre madera entrelada del segundo tercio del siglo XVII de Valcarca que representan también a San Pedro y San Pablo.

El museo se completa con los vestigios arqueológicos que hablan del pasado árabe de la ciudad del Vero, que recoge la muestra de las piezas que aparecieron en el entorno de la Catedral, en las catas realizadas en el centro de la UNED, del barrio musulmán del Entremuro y de los campos de San Juan y Santa Bárbara. En su mayoría se tratan de piezas de cerámica. También es de destacar varios audiovisuales sobre los límites geográficos de la diócesis, sus iglesias y la capital del Somontano.

El museo está dotado con modernos equipamientos y servicios para llevar a cabo la más correcta conservación, investigación y difusión del patrimonio de la diócesis, a través de un montaje muy contemporáneo, convirtiéndose en un referente del arte sacro, tanto en España como en el extranjero, por su valor estético y cultural.

Además, fuera del Palacio Episcopal, la oferta expositiva del Museo Diocesano se completa con los restos del denominado en su día 'jardín arqueológico' sito en las inmediaciones de la Seo. Entre los restos más destacados se encuentran vestigios del pasado musulmán de la ciudad y de la antigua iglesia previa a la construcción de la catedral. Asimismo, también se exponen lápidas funerarias de época romana.

El Patronato del museo está compuesto por el Obispado de Barbastro-Monzón, y por las instituciones públicas del Ayuntamiento de Barbastro, el Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Huesca.

Artículo publicado y adaptado en audioguía en 'Descubre el Somontano de Barbastro -->'

martes, 14 de diciembre de 2010

Descubre el Somontano: La Ruta del Belén en el Somontano


Ver Belenes en el Somontano en un mapa más grande

El Somontano está presente en la Ruta del Belén con cuatro nacimientos, dos en Barbastro, uno en Lagunarrota y otro en Torreciudad. El belén de la Asociación Amigos del Belén de Barbastro, que desde hace años se ha llevado a cabo en diferentes ubicaciones de la ciudad del Vero, y ya en los últimos años de manera más estable en el Centro de Congresos y Exposiciones, recibe el calificativo de 'tradicionalista'. Es como el belén que se puede tener en casa pero más grande, ya que ocupa una superficie de 50 metros cuadrados sobre la que se disponen alrededor de 300 figuras que recrean el paisaje del Somontano y estampas humanas de la Palestina de hace 2.000 años, la Anunciación, el Nacimiento o la llegada de los Magos de Oriente. Entre los materiales empleados destaca la toza de olivera y el corcho, materiales obtenidos de la misma Comarca del Somontano. Las figuras de la Sagrada Familia son piezas artesanales que provienen de Murcia. Su ubicación en el Centro de Congresos supone que cada año haya que montar el nacimiento y desmontarlo, por lo que cada Navidad el diseño seguro que varía, en los últimos tiempos se ha realizado un diseño que permite por primera vez realizar un recorrido por toda su superficie. Se puede visitar hasta el día 6 de enero, de lunes a domingo, en horario de 18:30 horas a 20:30 horas.

Más novato y algo más modesto, pero con igual encanto, es el Belén tradicional realizado en su domicilio por los barbastrenses Anselmo Suñé e Inma Brau. Consta de 320 figuras distribuidas en los 50 metros cuadrados sobre los cuales se representan distintas escenas bíblicas. Es muy destacable por sus figuras en movimiento, su montaje que recuerda a los belenes más tradicionales y por una exposición de nacimientos del mundo. Su montaje está situado en la Calle Campo número 3. También se puede visitar hasta el día 6 de enero, en horario de 18 horas a 20.30 horas.

Por su parte, la Asociación de Vecinos San Gil son los encargados de organizar el belén de Lagunarrota. También se trata de un belén de reciente creación, y cuyo montaje se realiza sobre una superficie de 86 metros cuadrados, cuenta con 400 figuras, 65 edificios y 1.800 árboles que le dan un verdor especial. En él colaboran todos los vecinos distribuidos en grupos de pintura, construcción de casas y puentes, montaje, creación de huertos y árboles frutales, y la equipación de luz y sonido. Además de ser un belén 'comunitario' destaca sobre todo por su paisaje ya que en él se recrea el medio físico del Somontano, Cinca Medio, las montañas del Pirineo (Monte Perdido, Cilindro, Maladeta y Peña Montañesa) y los territorios de Oriente Medio (las pirámides de Egipto o Petra). Sorprende ver en uno de los ibones pirenaicos la presencia de peces vivos, que conviven con figuras de osos, lobos y jabalíes. Se encuentra instalado en la plaza junto a la Iglesia, y se puede visitar hasta el 6 de enero, en horario 15 a 19 horas durante los días laborables; y los sábados, domingos y festivos de 11 a 13 horas y de 15 a 20 horas.

El nacimiento de Torreciudad está compuesto por las imágenes talladas en alabastro y policromadas, con gran atractivo artístico, que realizó el escultor Joan Mayné antes de llevar a cabo el retablo del Santuario. Junto a estas imágenes, de tamaño casi natural, se añadieron varias figuras, en un entorno inspirado en el establo de una casa tradicional del Pirineo. El cobertizo se levanta sobre varias vigas y traviesas de madera de pino, con paredes revestidas por costales, envejecidos con una ligera aplicación de betún de judea, y culminado con un tejado a dos aguas cubierto con paja. La escena navideña se completa con la presencia de un pastor, llevando en sus brazos un corderillo, el buey y la mula recostados sobre el forraje y la paja, además de catorce ángeles dorados de distintos tamaños que revolotean por el portal. Los visitantes pueden acercase a contemplarlo en la capilla de Loreto situada en la cripta del Santuario. Puede visitarse hasta el 6 de enero en horario de de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas.

A ellos hay que añadir otros nacimientos de interés y abiertos al público en general. Son el organizado por la Asociación del Barrio San Hipólito que se puede ver en su sede situada en la calle San Hipólito, número 28 de Barbastro, todos los días de 19:30 horas a 21 horas; el de la residencia de las Hermanitas, que destaca por sus grandes dimensiones; y el tradicional belén que Montañeros de Aragón de Barbastro coloca en la Peñeta de la Barbacana, junto con los vecinos del barrio del Entremuro.

Único en toda la comarca es el belén viviente de Estadilla que, desde hace poquitos años, realizan un grupo de vecinos con el apoyo de las asociaciones locales y ayuntamiento. Donde 115 figurantes, repartidos en 24 escenas estáticas, recrean con un gran realismo las escenas del Nacimiento de Jesús, desde la anunciación a la Virgen, la visitación a Isabel, la anunciación a los pastores y la adoración de los Reyes Magos. Pero también se simulan, en una muestra de etnografía, los oficios antiguos de Estadilla, que bien podrían ser los mismos que en el Belén de hace 2.000 años. Así se muestran labores llevadas a cabo por el tejero, las mondongueras, el herrero, el esquilador, las tejedoras, los carpinteros, los panaderos, las lavanderas o las hilanderas. Y también se recrean escenas típicas de la época, como el mercado, la taberna o los corrales con cabras, ovejas y pollinos. El montaje se realiza en el callejón de los Corrales, que se transforma en un fidedigno recorrido a través del Belén del año 0 de nuestra era, con caganet incluído.

La Ruta del Belén en el Somontano (Somontano, Huesca, Aragón, España)
Desde la prehistoria, para la humanidad ha sido una necesidad representar aquello en lo que creemos, y la religión siempre ha representado uno de los temas iconográficos más relevantes. El origen de los belenes tiene su inicio en Italia y su protagonista San Francisco de Asís, cuando en el año 1223, en castro de Greccio, quiso reproducir, un segundo Belén con el buey y el asno, sirviéndose de una cueva en plena naturaleza y en el corazón de la noche. No sólo quiso reproducir visiblemente el acontecimiento de Belén, quería también que los asistentes participaran en esta celebración y que les impulsara una fe más profunda.

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lunes, 13 de diciembre de 2010

Descubre el Somontano: Plaza de la Candelera en Barbastro

Plaza de la Candelera en Barbastro (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Es el corazón del barrio del Entremuro, y primitivo centro de toda la ciudad. Es la plaza más antigua y, posiblemente, una de las más emblemática de la ciudad. Su nombre proviene por la fecha de la feria para cuya celebración concedió privilegio de Doña Germana de Foix, autorizando a la ciudad de Barbastro a organizar una feria 'por día de la Purificación de Nuestra Señora del mes de Febrero doze días ante y otros doze después en cada un año ...'. Sin embargo, esa tradicional comercial habría que remontarla a otro privilegio concedido siglos antes por el rey Pedro IV el Ceremonioso, para la celebración de un mercado de 15 días de duración, en el que se ofrecía protección real a mercaderes y visitantes.

Esta plaza fue además el espacio físico donde el 13 de noviembre de 1137 se firmaron los esponsales de Doña Petronila de Aragón, hija del rey Ramiro II, con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer, que dieron origen a la creación de la Corona de Aragón. La boda de ambos esposos se celebró trece años más tarde en Lérida, en el mes de agosto de 1150, al alcanzar la reina la edad requerida por el Derecho Canónico para poder consumar el matrimonio, catorce años.

En el balcón del número 10 se puede observar un escudo pontificio. Este balcón aunque no es nobiliario, pues no esta timbrado con coro­na ni yelmo, es importante mencionarlo por todo lo que significa, ya que Barbastro prestó relevantes servicios a los reyes aragoneses y fueron numerosos sus acontecimientos memorables; celebró Cortes en 1137 por las que se unificaron Aragón y Cataluña mediante los esponsales, antes mencionados, de Petronila y Ramón Berenguer, convocadas por el rey Ramiro II; en 1192, por Alfonso II, donde se firmaron los acuerdos de Paz y Tregua de la asamblea de Barcelona; en 1196, por Pedro II, de las cuales surgió la concesión de varios privilegios a esta ciudad, además de exenciones e inmunidades, teniendo Barbastro voto en Cortes ya que era ciudad de realengo; en 1626, por Felipe IV, donde se debatieron cuestiones relativas a la "Unión de Armas", promovida por el Conde-Duque de Olivares, para la creación de una embarcación de 140.000 metros cúbicos, reclutada y mantenida por las diferentes provincias, reinos y ciudades autónomas de acuerdo a sus necesidades y posibilidades; y en el mismo año 1626, por Enrique IV, en las que se pone de manifiesto la mala disposición del Rey y su válido Olivares respecto a los fueros de la Corona de Aragón, y donde también se prohibió el cobro de intereses fuera de los bancos autorizados. La casa, en cuya fachada campea este escudo, que representa la tiara Pontificia y las dos llaves apostólicas cruzadas, los reyes la tenían reser­vada, para alojamiento de los Nuncios de su Santidad, en estas solemnidades y otras análogas. El historiador, canónigo de la Catedral de Barbastro, D. Gabriel Sesé, en su obra 'Historia de Barbastro', escrita entre los años 1584 y 1616, dice literalmente 'en tiempos que Su Majestad tiene Cortes en esta Ciudad o en la Villa de Monzón, a los aragoneses, valencianos y catalanes, se aposenta en ella (se refiere a Barbastro), a los Nuncios de Su Santidad, a los embajadores que siguen y a la Corte, a los capellanes de su Majestad, a los arqueros y otras gentes y Señores Principales'.

Por un lado, desde esta plaza, las calles descienden acusadamente hacia la zona de la Plaza del Mercado y arrabales. La expansión urbanística de la ciudad hacia este sector se produjo durante el siglo XVI, época que representa uno de los momentos más prósperos de la población. Y por otro lado, tiene vocación de eje transversal de la Ciudad que uniendo el centro comercial nos condujera, pasando la Placeta hacia la cima de la Ciudad, la Barbacana.

En la actualidad, también sirve de escenario para la celebración del concurso gastronómico de cocina aragonesa Gastromuro, que está catalogado como el concurso de cocina más antiguo de Aragón y que premia un menú completo, incluido vinos, elaborados con productos autóctonos; y pretende rendir homenaje a la cocina tradicional aragonesa y de la Comarca del Somontano, cumpliendo los objetivos de conservar, mejorar y promocionar la cocina de Aragón. Este concurso comenzaba al principio de la década de los años 80 con escasa participación y poca aceptación entre los vecinos, pero con el transcurso del tiempo se ha convertido en uno de los acontecimientos gastronómicos más importantes no sólo de Barbastro, sino de todo el territorio aragonés. Es costumbre que mientras el jurado delibera para elegir los recursos gastronómicos premiados, se repartan gratuitamente las tradicionales 'judías entremuranas' entre el público asistente.

Recientemente, en septiembre de 2009, se realizaron obras de reurbanización de esta plaza y su entorno, cuyos trabajos consistieron en el cambio de todo el pavimento de la plaza tratando de hacerla más accesible a pesar de los desniveles que presentaba, y en la colocación de contenedores cerrados debajo de la plaza para evitar los antiguos problemas en la recogida de basuras. En los alrededores también se han reurbanizado parcialmente las calles Castelnou y de Doña Petronila, Miguel Servet y Candelaria; donde se ha procedido a la sustitución de las redes de saneamiento y de agua potable, la preinstalación de la red de baja tensión, alumbrado y telefonía y la mejora del firme y los pavimentos.


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domingo, 12 de diciembre de 2010

Descubre el Somontano: Feria de la Candelera en Barbastro

Feria de la Candelera en Barbastro (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Cada 2 de Febrero una cita comercial tienen lugar desde hace cinco siglos (1513) en Barbastro, y que la sitúa como una de las ferias más antiguas de Aragón; donde se reúnen comerciantes con sus puestos venidos de toda España, e incluso del sur de Francia. En los últimos años, y debido al creciente número de solicitudes para asistir, la feria se extiende más allá de las calles del centro histórico de la ciudad. Desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde hay tiempo para recorrer todos los puestos, distribuidos entre una amplia zona céntrica que comprende Avenida de los Pirineos, Calle Corona de Aragón, Plaza de la Diputación, Calle General Ricardos, Plaza del Mercado, Paseo del Coso, Plaza de Aragón y Avenida de Navarra. Este día es tradicional el reparto de caretas y candelas bendecidas, que simbolizan que la luz del día vence a la noche, el fin del invierno y la cercanía de Carnaval. Haciendo turismo libre, pasear este día por las calles de Barbastro se vuelve una tarea divertida y atractiva, y al igual que el resto de visitantes, tiene la oportunidad de buscar gangas, ofertas y "productos milagrosos". El “Rioancho” (Paseo del Coso y Calle General Ricardos), se convierte en una marea humana dispuesta a comprar todo tipo de enseres, en especial productos agrícolas de la Comarca del Somontano como árboles frutales, plantas para la huerta, embutidos, quesos, jamones, bacalao en salazón, ropa, y objetos artesanales de decoración, mascotas, productos novedosos, música, ...

Su origen se debe a la concesión de un Privilegio de Doña Germana de Foix, esposa del rey Fernando II de Aragón, o más comúnmente conocido como Fernando el Católico, en las Cortes celebradas en la Villa de Monzón el 22 de septiembre de 1512, autorizando a la ciudad de Barbastro a organizar una feria ”por día de la Purificación de Nuestra Señora del mes de Febrero doze días ante y otros doze después en cada un año celebradero dentro del quarton de Dentro Muro de la dicha ciudad de Barbastro...”, vendiéndose en ella hierro labrado y quincalla (hebillas, cruces, corazones, medallas, agujas de coser o del pelo, alfileres, clavos para carro, cascabeles, cuerdas de monocordio, persianas, dedales de hierro y de latón o hilo de hierro, entre otras cosas...), ampliándose posteriormente a otros géneros.

La ubicación de la feria en el cuartón de "Dentro Muro" se circunscribía a la Plaza del Entremuro o de la Candelera y calles adyacentes. Pero cobró tal auge que en un momento determinado las autoridades municipales decidieron cambiar su localización, buscando un sitio más amplio, por lo que en el año 1813 se publicó un bando para que la feria se celebrase “debajo del Coso y Rioancho y los cerdos se pusiesen en la Plaza Rastro”, mandándose iluminar las ventanas de las casas para el paso de la retreta que se celebraba el último día.

Ese mismo 1813 coincidió con el acto oficial de la jura de la Constitución política de la Monarquía Española que había sido proclamada en Cádiz el 19 de marzo de 1812, pero al estar Barbastro ocupado por los franceses, el juramento no pudo efectuarse hasta 1813. La vigencia de esta constitución fue breve, ya que a finales de mayo del año siguiente y por orden expresa del rey Fernando VII se quemó el único cuadernillo que de ella había en la ciudad, en un acto público celebrado en la Plaza del Mercado, tal como describe el Libro Gestis de la Ciudad:

'Aquí no se había hecho sino publicar la constitución en la forma y modo que queda dicho, ni había mas monumento que el exemplar de la misma depositado en las casas Consistoriales de las que fue extraído y conducido al Mercado donde fue entregado â las llamas por el Corredor de la Ciudad, y se reduxo â cenizas entre las execraciones del Pueblo que al mismo tiempo aclamaba â su Soberano'.

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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Descubre el Somontano: Fuente de San Francisco en Barbastro

Fuente de San Francisco en Barbastro (Somontano, Huesca, Aragón, España)

Situada en el entorno de la Iglesia de San Francisco de Asís, así como de la calle de Las Fuentes, dado que otras fuentes se sitúan en los alrededores, junto al río Vero, ha sido siempre el barrio de los labradores de Barbastro.

La fuente de San Francisco de Asís responde a una tipología constructiva desarrollada en toda la Comarca del Somontano a lo largo de siglo XVI y que responde al modelo de fuente renacentista de cuerpo cuadrado donde bajo arco de medio punto cobija los caños, desde los más simples a los decorados con máscaras o figuras de animales. Suele estar coronada con una simple cornisa con molduras o en ocasiones un pequeño frontón que porta la fecha. Pero desde el punto de vista artístico destaca como un soberbio ejemplar renacentista con profusa decoración plateresca concebida a modo de portada, donde el arco de medio punto que cobija la pila queda enmarcado por pilastras decoradas con grutescos; los caños nacen de la boca de unos mascarones y un escudo de la ciudad portado por ángeles preside el conjunto.

Esta preciosa fuente, objeto obligado de visita para el turismo, fue contratada en 1553 por el Concejo de la Ciudad al escultor maese Jaques de Guertch, maestro de origen francés vecino por entonces de Calasanz. También es la primera obra documentada del maestro cantero Juan de Araçil, cantero de origen vasco, que se incorporó al trabajo cuando ya estaba todo acordado con Jaques de Guertch. La fuente se habría de construir en el lugar en el que ya existía una fuente conocida popularmente como 'de los Frayles', de lo que se deduce que se trató de un encargo con un interés puramente ornamental. Su traza denota una profunda comprensión del lenguaje renacentista: equilibrio y correspondencia entre las partes, adecuado uso de los elementos decorativos y estructurales, ... El contrato especificaba la duración de las obras en 5 meses y que el material de construcción sería piedra caliza de Fonz, de una blancura excepcional, bien conocida por su calidad y sumamente demandada en la época.

Esta fuente, al igual que la del Azud, responden a modelos cultos y desempeñaron en las ciudades y pueblos un papel ornamental y simbólico, representando dignamente el orgullo de toda una sociedad y de las autoridades municipales, que como celebra el escudo que las preside, 'habían traído la bondad de las aguas y la prosperidad de sus habitantes'.

Es tradición que en la noche de San Juan las mujeres iban a lavarse la cara en la noche de San Juan, con el fin de asegurarse salud y belleza para el resto del año.

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