La ermita de El Viñero, de gran arraigo en el municipio de El Grado-Lo Grau es uno de los puntos importantes de encuentro de los vecinos en sus fiestas. A finales del siglo XX se encargó al pintor Gerard Klaas la restauración de la pintura original del frontal y las paredes de la ermita, cuyo simbolismo es interesante conocer.
Gerard Klaas nació en la ciudad alemana de Dortmund, está afincado desde hace años en la provincia de Huesca, a caballo entre Barbastro y el Pirineo. Antes de recalar en España, estudió Arte, Filosofía y Pedagogía en su país natal y fue comisario de exposiciones de la sala de arte de Osnabrük y profesor de técnicas de óleo en la universidad de la misma ciudad alemana.
Los símbolos que adornan el interior de la ermita, como la luna, el sol, la palmera, el ciprés, el rosal, el espejo, la torre, etc..., hacen referencia a determinados pasajes de la Biblia.
Junto a la ermita se encuentra 'El casón' un espacio multiuso a disposición de asociaciones y particulares para la realización de encuentros y actividades, y el parque en el que se han señalizado las principales especies arbóreas y se localizan también varios ejemplares de la ruta de Árboles Singulares, que se pueden visitar practicando turismo libre.
Cada 9 de Septiembre, dentro de los actos de las fiestas mayores de El Grado y en las proximidades de la ermita, se celebra La Morisma, una ancestral tradición que ha sido recuperada en 1997, con un espectáculo genuinamente medieval que consiste en una lucha entre moros y cristianos, protagonizados por los vecinos del pueblo, aunque el mayor peso escénico e interpretativo lo asumen Los Titiriteros de Binéfar. Esta representación teatral narra la toma del alcázar musulmán por las tropas cristianas, que ya citaba Pascual Madoz en su diccionario de la provincia del siglo XIX, sin embargo, se había perdió esta tradición en las primeras décadas del pasado siglo XX.
En su nueva adaptación, acorde con los nuevos tiempos, en lugar de fomentar el enfrentamiento entre los dos bandos, ahora esta representación promueve valores solidarios, de cooperación y de festividad en torno a la figura de la virgen y de la vendimia y es una alegoría del trabajó en común y a la fiesta.
En la representación, seguida por numeroso público tanto de la localidad como de la Comarca del Somontano, se cuentan los chascarrillos del lugar, se recrea la batalla y la aparición de la virgen del Viñero que pide la paz, la unión y el trabajo de los viñedos para obtener vino a repartir entre todos. La Morisma culmina con un baile entre las tropas cristianas, musulmanas y los asistentes en torno a la imagen de la virgen y al mosto obtenido de pisar las uvas, así como al reparto de torta y vino bendecido.
El Grado durante la invasión musulmana fue una localidad islamizada, y la tradición señala que se apareció la Virgen en unas vides en medio del lance entre cristianos y musulmanes. La celebración del suceso se plasmó en la correspondiente ermita y su imagen, aquí bajo la advocación de la Virgen del Viñero.
Para llegar a esta ermita es preciso tomar el cruce de la carretera A-138 con la A-2210, en dirección a Naval. Y a unos 600 metros se toma a la izquierda el desvío señalizado.
Accediendo por la carretera A-2208 desde Barbastro a Naval llegamos al pueblo de Hoz de Barbastro, situado a 704 metros de altitud sobre el nivel del mar, perteneciente al municipio de Hoz y Costeán en la Comarca del Somontano. También lo podemos hacer por la A-2209, desde El Grado y Coscojuela de Fantova. El rey Sancho Ramirez conquistó esta localidad a los musulmanes en el año 1094, el mismo año que conquistó Naval, Salinas de Hoz, y Artasona.
El origen del topónimo de Hoz puede provenir de dos significados, por una parte del latín vulgar fox, focis (en latín clásico faux, faucis), que significa 'garganta, desfiladero'; y por otra parte, el significado también puede venir del latín falx, falcis, que significa 'herramienta curva y de filo cortante que sirve para segar', pero por alusión a la geografía debería hacer referencia a una curva de un río. En este caso estamos seguros que los primeros pobladores de estas tierras vieron un desfiladero entre las dos laderas que comenzaron a habitar.
Situado cerca del Barranco de la Salina sobre un pequeño montículo, donde las casas de Hoz de Barbastro se sitúan en sendas laderas, enfrente una de otra, y con una pronunciada diferencia de altura entre un extremo y el otro. De hecho los barrios se llaman Alto y Bajo, avisando ya de una destacada diferencia de cota. El conjunto poblacional representa un excelente ejemplo de arquitectura popular adaptándose al terreno irregular sobre el que se asienta. Las casas buscan los beneficios del sol y abren amplias galerías y ventanas en su parte meridional. El uso de la mampostería para construir las casas crea un paisaje urbano de tonalidades rosas. Los colores se alternan en las fachadas y se distinguen los edificios más antiguos, realizados con los materiales del entorno, de los más modernos que utilizan elementos similares a los de cualquier otra latitud.
De la bondad de esta situación hablaba, a mediados del siglo XIX, Pascual Madoz quien, en su 'Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico' escribía que esta localidad se sitúa 'en la más ventilada y alegre posición de todos los pueblos de la provincia por hallarse en figura de anfiteatro'. Por otro lado, José Cardús Llanas publicó un artículo sobre esta localidad en su sección 'Turismo altoaragonés' en el diario Heraldo de Aragón, donde la definía como 'gran atalaya, cargada de historia y plena de pintoresquismo'.
Dejamos el coche junto a la carretera de acceso. Al lado, en un plano más bajo, está el conjunto de la fuente, el abrevadero y el lavadero. La fuente responde a los esquemas tradicionales de este tipo de obra en el Somontano, utilizados desde el siglo XVI hasta tiempos recientes. El maestro cantero Bernat Reygot, en 1562, recibió del Concejo de Hoz el encargo de construir la mencionada fuente, su abrevadero y el lavadero.
La iglesia parroquial, dedicada a Santa María Magdalena, fue construida entre los siglos XVI y XVII sobre los restos de un castillo o fortaleza medieval, de la que se aprovechó un paño de pared que se integró en el muro de cabecera. Desafortunadamente no se conservan ningún otro resto de esta fortificación. Cardús Llanas hablaba de este 'renombrado castillo y su abigarrado caserío amurallado en otros tiempos'. El dato lo confirma Manuel Iglesias Costa en su libro 'Arquitectura Sacra' (2003), donde escribe: 'hubo pues en Hoz sede de una baronía con castillo y antigua tenencia a la que pertenecían otros lugares de sus alrededores'. Adolfo Castán, en 'Torres y castillos del Alto Aragón' (2004), habla de 'recintos excavados de poca entidad en el crestón contiguo a la iglesia parroquial y de restos de fortificación en el peñón de los Moros, con necrópolis medieval de lajas'.
En su arquitectura confluyen diversas tendencias estilísticas: elementos constructivos góticos en las bóvedas de crucería, renacentistas en la cúpula con casetones sobre el crucero, y mudéjares en la decoración de yeserías de los arcos. Destaca su portada decorada con motivos renacentistas. Los restos de unos arcos góticos en el interior de la torre llevaron al historiador Iglesias Costa a apuntar que allí pudo haber antes un castillo, relacionado con la mencionada baronía, que tendría anexo una iglesia. La confluencia de elementos constructivos góticos, renacentistas y mudéjares, hace de este templo un auténtico resumen visual de las tendencias estilísticas, en plena renovación en la década de 1620. Hubo también trabajos de ampliación en el siglo XVIII.
Cuenta con un mirador conocido como del Somontano desde donde se pueden apreciar bellas panorámicas de la comarca, donde se despliegan ante nuestra mirada multicolores retajos de tierra tapizados por el cereal, el viñedo, el olivo y el almendro, que ofrecen una panorámica distinta con cada cambio de tiempo y de luz, con cada estación. Ciertamente, el espolón rocoso en el que se asienta el barrio alto, y que recibe el nombre de La Corona, parece hecho para ser fortificado. Desde su cima, a la altura de la torre de la parroquial, se divisa un inmenso espacio que va desde el Somontano barbastrense más meridional hasta los espacios pirenaico por el norte en un amplio abanico de latitudes, relieves y colores. Aquí se puede dedicar un buen rato a observar y llenar la retina con imágenes de paisajes en ese espacio tan interesante que ni es llano ni es montaña, es lo que aquí denominamos Somontano.
Antiguamente se decía que aquí se reunían las brujas sobre la peña, desde donde montaban en una escoba y entraban por las chimeneas de las casas. Como consecuencia de esta creencia, los habitantes de Hoz de Barbastro colocan en sus chimeneas los 'espantabrujas', tan comunes en la arquitectura popular del Alto Aragón, y hacen el signo de la cruz sobre la ceniza del hogar. También se protegen otros lugares de la casa, como la puerta, donde es muy común ver ramas de boj en forma de cruz, patas de jabalí, o de gallo y águila. En ventanas y balcones se colocan ramos de olivo bendecidos del Domingo de Ramos.
Dedicar meses a generar atractivos planes de negocio (los famosos business plan), imaginando quiénes serán sus clientes, cómo comprarán, que tamaño tiene el mercado... en lugar de salir a la calle, hablar con ellos, y preguntarles. Ojo, no digo que no sea importante tener un buen plan de negocio, pero no es la base. La base es encontrar el modelo de negocio, conseguir clientes y facturar.
Obsesionarse buscando la idea perfecta, el planteamiento que a nadie se le ha ocurrido... lo siento, pero esto es 10% inspiración y 90% transpiración. No existe la idea perfecta... y aunque exista, la clave es la ejecución y no la ideación. Debes obsesionarte con probar, prototipar, ejecutar y volver a probar... y no con planificar.
Empezar sin tener unos objetivos ambiciosos, claros y cuantificados. Aunque luego cambiarán, y no es necesario que sean dar 'un pelotazo', si que vale la pena tomarse un tiempo en hacer ésta reflexión... todo lo demás es autoengaño.
Pereza
Aunque no es patrimonio exclusivo de los emprendedores, es muy habitual dedicar esfuerzo y tiempo sólo a la parte que más nos gusta (programar, diseñar, o como últimamente es muy habitual, los medios sociales). No generes buzz (zumbido) si no tienes nada detrás...
De la mano de lo anterior, la procrastinación o postergación: tu mente no para de sugerirte otras cosas que podrías hacer primero, que seguro puedes acabar a tiempo, etc... y que en la práctica son o más agradables (suelen ser las que te gustan/se te dan bien) o tienes claro cómo hacerlas, y el grado de certeza es alto.
Tomárselo 'con calma'. En una empresa recién creada, tienen que pasa cosas 'relevantes' TODAS las semanas... si no es así, es que vas muy lento.
No querer vender el producto hasta que esté perfecto. Si no lo vendes, no sabes cuales son sus defectos (no sólo en el propio producto, sino en el mensaje, la forma, el interlocutor, el soporte...)
No haber 'hecho los deberes' antes de emprender. La complacencia y la fé ciega en la idea llevan habitualmente al fracaso. Un ejemplo claro es el CEO que delega sus primeras ventas en otros (fuerza comercial, etc...). Creo que es absolutamente imprescindible que el CEO venda, mire a los ojos a sus clientes (o a sus trazas de Google Analytics) hable con ellos, escuche sus dudas y quejas y entienda sus problemas... de primera mano.
Gula
Enamorarse de la idea, y pretender ejecutarla tal cual, sin escuchar al mercado. El 99% de las veces, de la idea original a la que se ejecuta no hay apenas similitudes, por lo que hay que saber pivotar desde el producto al modelo de negocio.
Quejarse de que no hay suficientes ayudas del Estado para montar su negocio, que así no es posible emprender... seguro que sería genial que se subvencionasen más cosas, pero creo que uno de los cánceres que nos han llevado a ésta situación son las subvenciones (por si mismas no son malas, pero aplicadas indiscriminadamente rompen dinámicas competitivas y hacen sostenible lo insostenible).
Creer que será fácil conseguir financiación, que el dinero durará y que los gastos serán los esperados. Ahora mismo es muy difícil conseguir crédito, sea de un banco o de un inversor privado... y no lo dudes, se te acabará antes de lo esperado. Yo siempre recomiendo que dupliques los gastos y dividas los ingresos para tener una expectativa real.
Si consigue convencer a un inversor, o a alguna de las 3 efes (Friends, fools y familiy), derrochar el dinero en comprar mobiliario nuevo (para tener unas oficinas como Google, dicen), en poner anuncios en prensa o en vallas publicitarias... justamente tras la primera ronda es cuando se debe vivir en modalidad 'emprendedor indigente' (exagero, claro), ya que cada euro debe estirarse para que dure lo máximo posible.
Ira
Desanimarse, enfadarse y echarse atrás ante un fallo, problema o error. Emprender es una escalera de pequeños fracasos de los que aprender, y sin duda sufrirás muchísimos de ellos... así que prepárate mentalmente. La resiliencia (capacidad continuada de sobreponerse a las adversidades y ser perseverante) debe ser una de las principales cualidades de un emprendedor.
Frustrarse fácilmente por la falta de certeza que supone su actividad, punto especialmente relevante para los emprendedores que vienen de trabajar por cuenta ajena, típicamente un entorno mucho más ordenado. En una startup, lo único constante es que no sabes nada. Por ello, y de forma similar al punto anterior, un emprendedor debe ser capaz de aceptar que la incertidumbre es parte integrante de su actividad, y aprende a tratar el caos como un compañero más de trabajo.
Sin duda, la falta de foco y la indecisión son el problema más habitual del emprendedor. Dada la tremenda cantidad de tareas diferentes que requiere montar una empresa, es muy fácil perderse entre las no importantes. Por eso es imprescindible preguntarse ante cada tarea: ¿es crítica para llevar el proyecto a la calle?.
Envidia
Intentar copiar lo que funcionó a otros ('benchmarking'). Es importante conocer a la competencia, tanto directa como indirecta, pero sólo para entender sus negocios, puntos fuertes y puntos débiles. Si intentas competir con sus reglas y ser mejor que ellos estás muerto. No trates de ser mejor, esfuérzate en ser diferente.
Fijar el modelo de negocio en la fase de planificación (donde realmente no se tiene demasiada idea sobre si éste es el más adecuado para su proyecto) y ejecutarlo tercamente sin esperar a recibir feedback... es mucho mejor dedicar la primera fase del proyecto a explorar en el mercado y con clientes reales cuál es el mejor modelo de negocio, consistente y sostenible, que saca más provecho de la proposición de valor de la empresa.
Avaricia
No compartir información sobre el proyecto con otros emprendedores, clientes, proveedores, amigos, parientes... con todo el que quiera escucharte. De todos se aprende, lo importante es tener la mente abierta para escuchar nuevos planteamientos, ideas, críticas, etc... (hay una fina línea entre estar seguro de tu proyecto, digerir las críticas y ser un suicida...).
Ante un proyecto que da signos de no funcionar tras bastante tiempo, convencerse que la culpa es del mercado que todavía no lo ha sabido entender. En algunos casos excepcionales es así, y aún en éste caso, si no hay mercado, no hay dinero. Tan importante como hacer el plan de negocio al principio es el decidir bajo que conjunto de condiciones habrá que matar el proyecto... y no engañarse con la falta de rentabilidad. Lo que es normal y admisible en un momento, es síntoma de que el proyecto debe desaparecer en otro.
Intentan atesorar clientes. El cliente debe querer estar con nosotros porque le encanta nuestro producto, porque se siente el rey... no porque es un infierno cambiar de proveedor (las famosas barreras de entrada y barreras de salida).
Considerar que, si les gusta a ellos, le tiene que gustar al cliente. Hay que hacer un auténtico ejercicio de empatía y sentir lo que necesita el cliente, y que toda nuestra experiencia de uso le dé respuesta.
Soberbia
Falta de humildad... y no perderse ni un solo evento, con el agravante de querer dar sesudos consejos a otros emprendedores 'noveles'... Creo que no sólo es un error, sino es irresponsable. Eso se puede hacer una vez tienes varios casos de éxito a tu espaldas, y te puedas permitir dar consejos basados en tu experiencia, si no es una peligrosa arrogancia (no me malinterpretéis, creo que los eventos son buenos, necesarios y cumplen una función importante... pero no es la de llenar el tiempo del emprendedor). El tiempo del emprendedor se debe llenar de hablar con clientes y con proveedores, pelear las facturas no cobradas, negociar con los bancos, mejorar su producto... no asistiendo a eventos.
Obsesionarse con la perfección. Excepto en la 'salsa secreta' de tu proyecto, es perfectamente aceptable coger la fruta más baja. Y aún así en la proposición de valor clave, es mejor sacarlo pronto e ir aprendiendo que sacarlo tarde... y estar muerto.
Si al sacar tu producto al mercado no estás absolutamente avergonzado, es que lo has sacado demasiado tarde.
Considerar que no hace falta ayuda, que se puede ir sólo. Todo emprendedor debe tener cierto conocimiento (sobre todo al principio) de muchas áreas muy separadas (marketing, finanzas, tecnología, etc...), pero es virtualmente imposible que alguien tenga todas esas capacidades al nivel de profundidad que se requerirá más adelante. Busca compañeros que te complementen y con los que tengas empatía, un equipo que rema en la misma dirección es la clave de una buena ejecución (lo que es muy diferente del buscar socios para evitar el miedo de la soledad, una muy mala idea).
El Teatro Principal, situado en el número 17 de la Calle Argensola de Barbastro, fue inaugurado en 1886, fecha fácil de recordar ya que estaba pintada encima del escenario en una alegoría a la música en la que figuraban entre otros adornos una trompa y un violín enlazados con unos preciosos ramos de flores. Su diseño se correspondía con los grandes teatros de aquel tiempo, llamados de herradura y disponía de un patio de butacas rodeado de catorce plateas, todo ello decorado con exquisita elegancia destacando las cómodas butacas tapizadas de terciopelo azul y presidido por un magnifico escenario con foso para la ubicación de la orquesta.
En el primera piso disponía de un buen anfiteatro con cuatro palcos con unas cómodas sillas de madera de asiento plegable con dos palcos a cada lado. En el gallinero, el personal se sentaba en unas incómodas y enormes gradas de madera y los gamberros de turno llamados 'morenos' disfrutaban bombardeando con litones o con chorros de gaseosa 'de bolé' a los espectadores de butaca hasta que llegaba el acomodador a poner un poco de orden. Entre las travesuras que hacían los morenos merece especial mención la siguiente: un grupo de gamberros se llevo de casa una fiambrera con garbanzos cocidos, uno de ellos hizo que vomitaba con grandes aspavientos mientras otro tiraba los garbanzos al patio de butacas..., es de imaginar la que se armó.
La primera referencia de un espectáculo la encontramos en el periódico local 'La Defensa' del 28 de Agosto de 1887 donde se anuncia la programación de las fiestas de aquel año en que una acreditada compañía de Zarzuelas interpretaría 'Marina', 'La Gran Vía', 'la Tempestad', etc... Otro acto destacado fue la asamblea agraria presidida por Joaquín Costa en 1893. La ilustración de este acto publicada en el Diario de Avisos de Zaragoza, es posiblemente la única referencia gráfica que existe de este Teatro en el siglo XIX.
Los primeros propietarios fueron Manuel Banzo Echenique y su esposa Irene Saenz de Miera Azpiazu que en el año 1931 vendieron el teatro a la familia Cortés, quien procedió a una importante remodelación instalando el cine sonoro. La primera película sonora proyectada fue 'El precio de un beso', protagonizada por el entonces famosísimo cantante mejicano José Mójica, los aficionados barbastrenses le apodaban 'el perdigacho' ya que nada más aparecer en pantalla se ponía a cantar. Otra curiosidad de aquellos años treinta fue la proyección del posiblemente el primer vídeo-clip de la historia: La Paloma, basado en la famosa canción del maestro cubano Iradier. Tuvo este corto tal éxito que los espectadores no abandonaron la sala hasta que la empresa accedió a proyectarlo por segunda vez.
En los años previos a la guerra civil se produjo un hecho curioso, Juan de Landa estaba en Barbastro promocionando su película 'El Presidio' cuando se celebró una multitudinaria manifestación en la Plaza de San Francisco a favor de los presos anarquistas encarcelados tras los sucesos de Diciembre de 1932, este se dirigió a los manifestantes y estos prosiguieron su manifestación por las calles de Barbastro exigiendo la libertad de los detenidos.
Con el estallido de la guerra civil el Teatro Principal fue alguna vez utilizado como sala del Tribunal Popular para realizar sus juicios, además de servir de oratorio para innumerables mítines. También se celebraban obras de teatro preferiblemente políticas.
Una vez que entraron los nacionales en Barbastro las nuevas autoridades, dispusieron que casi todos los días hubiera sesión de cine para entretener a la gran cantidad de militares habidos en Barbastro dada la proximidad con el frente de Lérida. Ante la escasez de filmes se optó por adquirir una película comodín: La Reina Mora, basada en la zarzuela de su mismo nombre del maestro Serrano, y los días que no se podía encontrar otra película se proyectaba ésta, por cierto, un día si y otro también.
Las primeras representaciones en la posguerra fueron de carácter patriótico, al igual que las películas proyectadas. Durante los primeros años cuarenta en el Teatro Principal se proyectaron películas y reportajes realizados en la Alemania nazi con la novedad de un incipiente color Agfacolor que asombraba al respetable acostumbrado al blanco y negro.
Existía en aquella época una gran afición al cine, posiblemente por la falta de otros espectáculos y sobre todo de televisión. Había sesión doble los sábados donde se podía ver a precio económico dos películas, además de los reportajes del Nodo y de Imágenes por lo que estas sesiones terminaban a las dos o incluso las tres de la mañana. Los domingos se realizaban tres sesiones, siendo la más popular la de las 7 de la tarde donde era un problema conseguir entrada dada la gran cantidad de abonos y reservas.
Además de los usos habituales como cine y teatro, el Teatro Principal fue utilizado para innumerables espectáculos musicales entre los que destacan los conciertos benéficos, de exhibición en Fiestas de las orquestas que actuaban en la Floresta y en la Sociedad, o también en fiestas la sesión de gala del espectáculo de jota que la noche anterior había actuado en la Plaza de Toros en función gratuita, etc. También fue utilizado para sesiones comerciales recordando una de la casa Philips en 1954 presentando sus novísimo y modernos aparatos estereofónicos.
A final de los años sesenta el antiguo Teatro Principal fue demolido y se construyó uno nuevo que fue inaugurado en las fiestas de 1970.
En la actualidad su desuso y la falta de un rótulo transmiten una imagen de abandono, que contrasta con el aspecto renovado y moderno de su principal fachada, ya que ésta fue remodelada no hace demasiados años, incluso habilitando un espacio para local comercial cuya actividad alargó exteriormente la vitalidad de este edificio más allá de cuando la alfombra roja dejo de extenderse y los telones de levantarse. Aunque sus últimas reformas han contrastado con la decadencia y falta de aprovechamiento, no obstante sigue siendo un activo para el turismo a la espera de que las oportunas decisiones hagan revivir esta histórico espacio cultural.
El principal consejo de supervivencia que se puede ofrecer a alguien que se pierde en el bosque es: Quédate donde estás o encuentra un lugar abierto que esté próximo.
Aún con todo, en el caso de que decidáis andar, se recomienda seguir el recorrido de los ríos, pues generalmente atraviesan lugares poblados.
Se sabe que la mayoría de los adultos sanos pueden sobrevivir hasta 3 semanas sin comida a menos que haga frío. Pero no ocurre lo mismo con el agua, que es necesaria al menos antes de que transcurran tres días. La mejor fuente de agua es un manantial, pero en caso de no encontrarlo entonces no nos queda otra que beber de un riachuelo, aunque ello pueda provocar enfermedades. Emplear las mangas de una chaqueta atándolas a los tobillos también es útil para hidratarse: al andar por la mañana sobre la hierba, la tela absorberá la humedad, y luego podréis chupar la tela.
A continuación, se indican 7 consejos para encontrar el norte:
1. Buscar musgo. Por lo general crece orientado al norte, porque suele ser el más sombrío y húmedo, o, al menos, crece más abundantemente allí, en la base de los árboles o las piedras. Las ramas de los árboles se desarrollan más en la parte sur.
2. Buscar telas de araña. Tienden a aparecer en el lado sur de los árboles.
3. Situar un palo en el suelo verticalmente. Marcar su sombra. Esperar un poco, y marcar el lugar donde está luego la sombra. La línea que va entre esos dos puntos va aproximadamente de este a oeste. A continuación, puedes ver, por la dirección del movimiento del sol, dónde está el norte.
4. Contemplar el sol, que se eleva, más o menos, en el este y se pone, más o menos, en el oeste. Sin embargo, la posición exacta del sol varía según la estación y la latitud, así que es un truco bastante inexacto.
5. En el hemisferio norte, si es de noche y el cielo está claro, por lo general puedes localizar la estrella Polar. La estrella está apuntando hacia el norte. Se encuentra entre dos constelaciones muy brillantes, que son Casiopea (con forma de W) y la Osa Mayor (con forma de carro, o cazuela).
6. Ten en cuenta la dirección en la que se mueven las nubes, que generalmente es de oeste a este. Esto sólo puede proporcionar una idea aproximada a lo sumo, y no funciona en todas partes.
7. Fabricar una brújula. Convertimos un alfiler en un imán frotando la aguja con el imán siempre en la misma dirección y sentido para obtener una buena imantación. Pinchamos la aguja en un trocito de porexpan para que flote y la colocamos en un recipiente con agua. También podemos colocar la aguja sobre papel higiénico aprovechando la tensión superficial del agua para que la aguja flote una vez que el papel higiénico se haya hundido. La aguja apunta al polo norte.
Son consejos a tener muy en cuenta, precisamente porque perderse en el bosque es más fácil de lo que parece.
Los rastreadores expertos indican que una persona normal deja tras de sí 2.000 pistas por cada kilómetro que avanza. Pistas como una rama rota, unas huellas de zapato, una brizna de hierba retorcida. Un equipo de rastreadores, separados tres metros entre sí, generalmente puede detectar el 95 por ciento de las pistas útiles.
Por eso no hay que moverse demasiado (siempre que alguien sepa que estás de viaje en ese lugar). Porque el mayor problema que aparece cuando una persona se pierde en un bosque frondoso es el miedo. El miedo activa los grandes músculos de las piernas. Las personas que se pierden, entran en un estado de alerta tal que no pueden evitar avanzar o incluso correr de una forma tan enfermiza que se olvidan de buscar comida y agua en sus propias mochilas.
Los niños pequeños de entre 1 y 6 años normalmente se desplazan entre 1 y 2,5 kilómetros. Tal y como aclara el experto en supervivencia Ben Sherwood en su libro 'El club de los supervivientes':
'Los más pequeños, de entre 1 y 3 años, no tienen conciencia de haberse perdido. Si se separan de sus padres, no tienen la capacidad suficiente para encontrar el camino y comienzan a deambular sin un objetivo, aunque normalmente no llegan demasiado lejos. Por lo general, se les encuentra durmiendo. Naturalmente, los niños de entre 3 y 6 años son más móviles y entienden el concepto de perderse. Suelen cuidar mejor de sí mismos que los niños de mayor edad o, incluso, que los adultos. Se ponen a cubierto cuando hace mal tiempo y duermen en cuevas o madrigueras. Normalmente son 'resistentes extraños'.'
Por esa razón, uno de los grupos más peligrosos son los niños de entre 7 y 12 años. Porque suelen echarse a correr cuando se pierden y, además, acostumbran a no responder a los buscadores hasta que tienen hambre y frío por miedo a una reprimenda.
Además, cuando perdemos puntos de referencia, solemos caminar en círculos. La razón de ello no es, como suele pensarse, que tengamos una pierna ligeramente más larga que la otra, sino que se ignora. Se barajan diversas hipótesis, que incluso se asocian al modo de procesar la información en dos hemisferios cerebrales. Pero no se dispone de una explicación concluyente de por qué, a pesar de que estemos convencidos de ello, somos incapaces de andar en línea recta cuando no disponemos de puntos de referencia visuales.
Siguiendo las indicaciones situadas en el camino que parte hacia San Pelegrín, junto a las piscinas municipales de Alquézar, es posible llegar andando a la ermita de San Gregorio, ubicada a 765 metros sobre el nivel del mar, y desde la que se divisa una excelente panorámica de los tejados de la villa de Alquézar y del cañón del río Vero, excelente para la toma de unas buenas fotografías y para la práctica del turismo libre. También es accesible con vehículo, y pensando en las personas con problemas de movilidad, a través del Camino a Sevil que parte de la calle de arriba, o de Radiquero, que da acceso a la zona de aparcamiento en la parte alta de Alquézar.
La construcción de esta ermita puede fecharse en el siglo XVIII. Sin embargo, durante la Guerra Civil fue destruida y posteriormente restaurada gracias al trabajo y la colaboración de las gentes del pueblo con el párroco a la cabeza. Aquel que no podía aportar su trabajo para la reconstrucción, aportaba dinero. La campana también fue una aportación de dos familias del lugar. Como las mujeres de las familias se llaman Rosa y Cristina, a la campana se le decidió poner el nombre de Rosa-Cristina.
El primer domingo de mayo se celebra San Gregorio y es tradicional la romería que se realiza desde Alquézar.
San Gregorio nació en Roma en el año 540, en el seno de una rica familia patricia romana, convertida al cristianismo desde hacía muchos años. Gregorio estaba destinado a una carrera secular, y recibió una sólida formación intelectual. Oficialmente se le adjudica la invención del concepto de 'Purgatorio'. Se dedicó a la política de joven, y en el año 573 alcanzó el puesto de prefecto de Roma. Pero, inquieto sobre cómo compatibilizar las dificultades de la vida pública con su vocación religiosa, renunció pronto a este cargo y se hizo monje. Tras la muerte de su padre, en el año 575 transformó su residencia familiar ubicada en el Monte Celio en un monasterio bajo la advocación de San Andrés. Trabajó con constancia para propagar la regla benedictina y llegó a fundar seis monasterios aprovechando para ello las posesiones de su familia en Roma y en Sicilia. En el año 579 el papa Pelagio II lo ordena diácono y lo envía como apocrisiario (una especie de embajador) a Constantinopla, donde permanece unos seis años y establece muy buenas relaciones con la familia del emperador Mauricio y con miembros de las familias senatoriales italianas que se habían establecido en la capital oriental. Gregorio regresa a Roma en el año 585 y se retira nuevamente al monasterio. Después solicitó permiso para ir a evangelizar a Inglaterra. Pero al saber el pueblo de Roma de sus intenciones, le pidieron al Papa que no lo dejara ir. Ocupó desde entonces el cargo de secretario de Pelagio II hasta la muerte de éste a causa de la peste en febrero del año 590, tras lo cual es elegido para sucederle como pontífice.
El edificio de la ermita es de nave única rectangular, cubierta con bóveda de cañón rebajado, reforzada con arcos fajones cuyo empuje contrarrestan al sur cuatro contrafuertes en talud.
En el muro norte se adosan ruinas de lo que fue la casa del ermitaño, habitada hasta los primeros años del siglo pasado. La fachada oeste contiene un vano cuadrado y la puerta de ingreso con arco de medio punto de ladrillo que abre al lado sur.
Sobre el muro oeste se eleva la espadaña de ladrillo, de un solo hueco con arco de medio punto que arranca de imposta. Los materiales utilizados son sillares en cantoneras y ladrillo en los muros. La cubierta está realizada en teja. Se comenta, que antiguamente cuando oscurecía, el ermitaño tocaba 'La Campana de los Perdidos' para orientar a los caminantes, esto mismo sucedía cuando había niebla, o también cuando se acercaba una tormenta. De este modo los agricultores de la zona eran advertidos para que se pudieran poner a refugio. De ahí que entre los lugareños correría de boca en boca un famoso dicho de respecto y agradecimiento: 'El ermitaño San Gregorio por beber agua enfermó y el medico le dijo: bebe vino, agua no'.
En el cruce del sendero que sube a la ermita podemos encontrar una perfecta recreación de una sencilla caseta de pastor típica de la Sierra de Guara y de la Comarca del Somontano, que utilizaban para descansar y refugiarse de las inclemencias del tiempo.
Junto a la ermita se encuentra el Muladar o comedero de aves necrófagas donde se encuentra un observatorio al pie del Camino Natural del Somontano. Este observatorio ha sido construido teniendo especial cuidado para integrarlo perfectamente y mimetizarlo con el paisaje, desde el que se puede disfrutar del avistamiento de las especies carroñeras que bajan a comer a este muladar. Se recomienda llevar prismáticos para practicar y disfrutar de una mejor observación.
La iglesia de Santa María fue consagrada el año 1099, en época del Abad Galindo, y dotada por el rey Pedro I de Aragón y Navarra. La parte norte del claustro data de esta época.
La actual Colegiata de Santa María de Alquézar es un templo gótico tardío, levantado entre 1525 y 1532 a expensas de la iniciativa municipal, por el arquitecto Juan de Segura, maestro que por entonces dirigía las obras de la Catedral de Barbastro. Es fruto de la remodelación de un templo anterior románico, del cual queda el atrio que le daba acceso, integrado hoy en el claustro.
De la época románica se conserva en parte el muro sur y el atrio porticado que lo precedía, compuesto por cuatro arcos desiguales de medio punto, sostenidos a su vez por columnas pareadas y convertido posteriormente en un ala del pequeño claustro. Presenta seis capiteles, del siglo XII, de tosca talla e inusual iconografía en la Península, en especial dos representaciones de la Trinidad, y escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, en su disposición de izquierda a derecha: (1) La Teofanía de Mambré con los tres mensajeros de Dios, Abraham sacrificando un cordero, Sara amasando harina y el sacrificio de Isaac. (2) Obispo revestido de pontifical, hombre tirando de un animal, santo entre dos diáconos, hombre sosteniendo un cubo, hombre con un rollo. (3) La Asunción de la Virgen María. (4) Lucha de pájaros, cabezas de hombres y animales, ángel de pie. (5) Adán y Eva delante del árbol del Bien y del Mal, Adán arando, Caín y Abel, santo obispo, el Buen Pastor. (6) San Juan Bautista, la danza de Salomé. Las escenas correspondientes al Génesis encierran toda una reflexión teológica. Las figuras se adaptan al marco adquiriendo extrañas posturas y predomina la idea sobre la forma, lo que da lugar a imágenes simbólicas, casi expresionistas. Algunos relieves conservan parte de la policromía original, pues en los siglos del románico la pintura completaba el trabajo de los canteros.
En el siglo XIV se construyeron tres crujías para el claustro, integrando en él las arcadas del atrio románico. Su planta trapezoidal es irregular por adecuarse al escaso espacio disponible formado por el antiguo atrio, el pasillo más corto, y tres alas porticadas con arcos de medio punto, apeados en columnas pareadas. La planta superior está construida en ladrillo con ventanas semicirculares que datan del siglo XI. Los muros del claustro se decoran a fines del siglo XV y principios del XVI con pinturas murales dispuestas en dos hileras compartimentadas. La inferior es la más antigua y representa la infancia de Cristo. La superior representa la Pasión. La disposición iconográfica se interrumpe para presentar la Crucifixión y la figura de San Pablo.
La capilla de Santa Ana, abierta al claustro, es fiel reflejo del crisol de culturas que fue la Comarca del Somontano en el siglo XVI. Y es que en su portada, ricamente decorada con estucos, aparecen elementos góticos, mudéjares y renacentistas.
Una bella portada gótica con doble arco conopial, truncado el inferior y ojival el superior y con un tímpano en la que ángeles músicos flanquean a la Virgen con el Niño, da acceso a la iglesia desde el claustro por la fachada Sur. En el siglo XVII este edificio fue alterado por deseo de la familia Lecina, que pagó la capilla de San Nicóstrato en 1638, con yeserías mudéjares de gran importancia. La iglesia es un edificio de una sola nave con tres tramos, más el coro al oeste y el ábside poligonal de cinco lados. Posee capillas entre los contrafuertes, siendo las del lado norte más profundas.
Las bóvedas de crucería estrellada que cubren la nave y su cabecera poligonal, concentran la decoración de la arquitectura interior del templo, completamente desnudo de ornato. El retablo mayor, de estilo renacentista y del siglo XVI, con columnas salomónicas, es una gran estructura arquitectónica realizada en madera y equipada con gran cantidad de imágenes esculpidas que después fueron pintadas y doradas. En la calle central aparece la Virgen, titular del templo, en el momento de ascender a los cielos. En el banco, se representan imágenes de la Pasión de Cristo. Se concibió como un monumental sagrario, puesto que tras el óculo central estaba permanentemente expuesto el Santísimo Sacramento. El altar de plata corresponde al siglo XVII. Cabe destacar el retablo de San Fabián y San Sebastián de la segunda mitad del siglo XV.
La Capilla de los Lecina, de estilo barroco y del siglo XVII, alberga un espléndido Cristo románico del siglo XIII, de tamaño casi natural, representado muerto, de frágiles y estilizados miembros. Este Santo Cristo de Lecina, de talla de madera de pino, es representado con rostro sereno y tranquilo, el cuerpo delgado y alargado con los pies separados, y con cuatro clavos. Tiene 800 años como los capiteles del claustro. En la misma capilla hay unos azulejos de la fábrica de Talavera de la Reina en Toledo.
En los siglos XVII y XVIII la música ocupó un lugar importantísimo en las celebraciones y el órgano barroco, de madera de pino del año 1700, dio brillo y espectacularidad a la liturgia. En el siglo XVI el claustro se amplió con la construcción de un segundo piso. Hoy una de las estancias que en el pasado sirvieron de habitación para los canónigos, acoge algunas piezas sobresalientes que conforman el Museo de la Colegiata. En este museo se conservan diversas piezas litúrgicas, retablos, etc. En el archivo se guardan códices medievales y una gran colección de partituras de los siglos XVI a XVIII.
El recinto amurallado del siglo XI parece conservarse en la parte inferior de la torre campanario de la colegiata y tramos bajos, reducidos y poco claros, del largo y quebrado muro que protege el peñasco por el oeste, único flanco vulnerable del conjunto. La mayor parte de lo hoy visible data del siglo XVI. Muestra numerosas aspilleras con típica salida vertical estrecha y almenas con remate piramidal.
La Colegiata de Santa María fue declarada Monumento Histórico el día 3 de junio de 1931.
Entre los años 1988 y 2008 el Gobierno de Aragón ha promovido varias restauraciones cuyos trabajos han sido: restauración del claustro, restauración del interior de la colegiata, restauración de las capillas del Cristo de Lecina, de Santa Ana y de San Antonio, restauración del Retablo Mayor, de un retablo gótico sin identificar, del retablo de San Nicóstrato, del retablo de Santa Ana, y del retablo de Santa Quiteria. También se ha restaurado una colección de nueve óleos sobre cobre, la tabla de San Fabián y San Sebastián, la talla del Cristo románico de Lecina.