sábado, 2 de octubre de 2010

La juventud y el cooperativismo. Opción de futuro

La juventud y el cooperativismo. Opción de futuro

La situación actual de la economía mundial pasa por uno de los momentos más difíciles de su historia, y es ahora cuando la economía social debe tomar su protagonismo, y más en concreto el movimiento cooperativo debe ser considerado como una alternativa real, como una salida y un camino para el retorno a la estabilidad económica y de empleo.

Esta crisis económica está teniendo graves consecuencias sociales entre amplios sectores de la sociedad, y en especial sobre los colectivos de trabajadores, tanto por cuenta ajena como por cuenta propia. En este contexto, se abre paso la posibilidad de explorar otras fórmulas de creación y mantenimiento de puestos de trabajo basado en la fórmula de la economía social. La cooperativa como forma de organización económica fomenta la autorresponsabilidad, la autoayuda y la solidaridad como el camino más adecuado para la resolución de las necesidades de las personas.

Las cooperativas pueden resultar una herramienta en el trabajo cotidiano contra la precariedad y la exclusión. El movimiento cooperativo nació ante las incapacidades de las empresas mercantiles para resolver las necesidades humanas. En el cooperativismo se sustituye el incentivo del lucro individual por los conceptos de servicio colectivo y solidaridad. Es por ello que todos los gobiernos y países del mundo permiten y apoyan, en mayor o menor medida, la adopción de sistemas cooperativistas de uno u otro tipo.

El cooperativismo puede ser una respuesta a la situación de crisis actual, una alternativa para todo el capital profesional de trabajadores que se han cualificado en los últimos años, bien sea a través de estudios reglados o de formación continua (lo que yo llamo perFormación), que ahora están en situación de paro y que pueden encontrar una solución en el emprendimiento de su actividad en forma de cooperativas. La sociedad y los estados han realizado una inversión en la formación y cualificación profesional de los jóvenes y de los trabajadores. Esta inversión ahora debería revertir en esta misma sociedad, así como en los estados, y de qué mejor forma que con el fortalecimiento de un modelo económico donde sus beneficios van a parar a la comunidad.

En concreto, la población joven es la que sufre los efectos más devastadores de la crisis. Crisis que se personaliza en los jóvenes, precarizando su situación por encima de la de otros segmentos de la población. La apuesta por un modelo donde emprender la actividad profesional desde principios democráticos y de solidaridad es, en esencia, una apuesta por una comunidad con unos principios más justos. Los jóvenes son en sí mismos la garantía del relevo generacional por la apuesta de construir una economía social fuerte.

Artículo publicado en 'Economía más Social' -->

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